GR11, la Transpirenaica a pie: día 4, de Albanyà a Beget (28/08/24)

Hoy, nada más dejar atrás el camping Bassegoda Park, inicio el primer gran ascenso del GR11 desde que salí del Cap de Creus. Subidas ha habido muchas, pero esta es la primera vez que hay que salvar mil metros de desnivel seguidos. Se trata de ascender el Coll de Principi, aunque en realidad se pasan varios collados menores antes del principal. El primero de ellos es el de la Teia y se llega después de poco más de cuatro kilómetros. El ascenso se hace por una pista cementada y tramos de sendero. Éstos suelen acortar las curvas de la pista, por lo que en ocasiones tienen pendientes muy fuertes.

Pasado el Coll de la Teia, que es un cruce de caminos, prosigo por la pista cementada, descendiendo ligeramente, hasta que la abandono por un camino de tierra que baja más bruscamente hasta llegar a la iglesia de Sant Martí de Corsavell, del siglo XII y enclavada, solitaria, en medio del bosque.

Desde aquí por un sendero pedregoso remonto el desnivel que he perdido, hasta conectar de nuevo con la pista cementada, justo en el punto en el que hay un nuevo alto conocido como Collada de Can Nou. El paisaje, como ayer, lo forman espectaculares bosques de pinos o alcornoques, pero hoy, además, hay grandes zonas de hayedo.

Sigo ascendiendo, ahora por una pista de tierra, hasta que al pasar junto a una masía la abandono para tomar un sendero pedregoso que me lleva hasta el refugio de Bassegoda, un refugio libre que es usado a menudo como final de etapa en la transpirenaica.

Pasado el refugio se sigue ascendiendo por un sendero con grandes bloques de piedra. El entorno es muy bonito, pero la subida es dura. Finalmente el camino lleva hasta un pequeño llano con pastos y pinos, que es el Collado de Bassegoda. Allí coincido con una pareja de suizos que acaban de desmontar el campamento, ya que han acampado aquí, y que están haciendo el GR11 en dirección al Cantábrico. Son los primeros en estos cuatro días que encuentro haciendo la transpirenaica en el mismo sentido que yo, pues hasta ahora, aunque me había cruzado con tres o cuatro personas al día, siempre iban en dirección contraria.

Por una pista forestal rodeada de altísimos pinos se sigue ahora unos cientos de metros y se llega a un nuevo alto, que ya es el definitivo, el Coll de Principi, de 1.103 metros. Desde el camping hasta aquí han sido 945 metros de desnivel en unos 10 kilómetros, y no solo es el primer gran ascenso del GR11, sino que también es la primera vez que se superan los 1.000 metros de altitud.

Continúo por la pista forestal, ahora en bajada, hasta que pronto la abandono por un sendero que desciende con fuerte pendiente, como en el ascenso por el otro lado. Aunque antes de seguir paro a comer un plátano y unas galletas, y a descansar un poco.

El sendero desciende durante varios kilómetros, siempre a través de bosques preciosos y rodeado de montañas con unas formas muy características, esas franjas de roca vertical desnuda que se alternan con otras con menos pendiente cubiertas de vegetación. Aunque como casi todo el rato camino por dentro del bosque, la mayor parte del tiempo no se ven.

El largo descenso, que ha sido muy bonito, termina en un riachuelo que hay que atravesar por unas piedras, para poco después volver a cruzar otro río, esta a vez por un puente colgante. Al otro lado se llega a Sant Aniol d’Aguja, ermita que fue parte de un antiguo monasterio benedictino fundado en este lugar en el siglo IX. La antigua rectoría se está reconvirtiendo en refugio y, cuando esté terminado, estará en un lugar espectacular. También hay una fuente, en la que aprovecho para comerme otro plátano y más galletas.

Desde aquí empieza una larga subida a un nuevo alto, el Coll de Talaixà. El camino para llegar es espectacular, un sendero por la ladera de la montaña que, en algunos lugares, parece cortado a pico, y que creo que transcurre por una de esas franjas de roca que se ven en las montañas de esta zona.

Hay un tramo con un cable para cogerse, pero en ningún momento hay sensación de peligro y el recorrido es realmente bonito. Al final corono el alto, en el que hay un refugio libre.

Tras haber ascendido el Coll de Talaixà, desciendo por un sendero, como creo que va a ser la tónica general de la transpirenaica: o se está subiendo o se está bajando, no hay término medio, ya que hay pocas llanuras. Cuando llego al fondo del valle cruzo por una pasarela el río Samsó. 

Un breve momento plano paralelo al río, un último avituallamiento a base de un gel energético y unas nueces, y enseguida empiezo a remontar de nuevo por el lado contrario siguiendo una pista forestal. Este último alto del día es fácil y, una vez más, el camino atraviesa bosques magníficos.

Tras pasar por una casa abandonada llego a la collada dels Muls y empiezo a descender por una sucesión de senderos. Al final desemboco en una pista entre pastos que en dos o tres kilómetros me deja en Beget.

Beget es un pequeño pueblo “de postal” (quizás hoy día habría que decir que es “instagrameable”…) donde acabo esta etapa y donde, además, me encuentro con Blanca, mi hija, que me acompañará en las próximas etapas, ¡bienvenida a la transpirenaica!

Balance del día: 32,2 km y 1.712 m de desnivel positivo acumulado.

Puedes obtener el track en Wikiloc aquí y ver el recorrido realizado en esta animación:

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