2024_Camino del Baztan a pie

Introducción

El Camino Baztanés o del Baztan es un itinerario jacobeo que une la ciudad de Bayona (Bayonne), en la costa atlántica francesa, con Pamplona, donde enlaza con el Camino Francés. Sus orígenes se remontan a la Edad Media, cuando era utilizado tanto por los peregrinos desembarcados en el puerto de Bayona como por los provenientes de otras rutas terrestres en territorio galo. Históricamente, uno de los mayores beneficios de usar esta ruta era que el cruce de los Pirineos por el Camino Francés entre Saint Jean Pied-de-Port y y Roncesvalles implicaba ascender al Puerto de Ibañeta (1.057 m) mientras que en el ramal aragonés había que cruzar el puerto de Somport que tiene una altitud de 1.632 m. Por el Camino del Baztan, en cambio, la altitud máxima se alcanza en el Puerto de Belate, a apenas 847 m, siendo el paso más bajo de todos los Caminos de Santiago que cruzan los Pirineos, y facilitando por tanto el recorrido en los meses de invierno.

Camino del Baztan (fuente: www.caminosantiago.org)

Desde Bayona parten tres itinerarios diferentes: el primero es la vía costera hacia Irún, desde donde puede proseguirse tanto por el Camino del Norte (que recorrí a pie en 2021) como por el Camino Vasco del Interior (que recorrí en BTT el pasado verano), el segundo es el Camino del Baztan, y el tercero, que nunca he realizado, es el enlace con Saint Jean Pied-de-Port, desde donde proseguir por el Camino Francés. El del Baztan, como tantas otras rutas jacobeas, empezó a recuperarse hace un par de décadas y continúa siendo un Camino muy minoritario.

Con la idea de recorrer a pie los aproximadamente 110 kilómetros que me separan de la capital navarra he llegado hoy a Bayona. Es una bonita ciudad en cuyo casco antiguo destaca la Catedral gótica de SainteMarie, iniciada en el siglo XIII y no terminada hasta el XIX con la adición de sus dos torres, que precisamente ahora están siendo restauradas. Su claustro gótico es de los más grandes de Francia.

Bayona se levanta en la confluencia de los ríos Adour y Nive, y las fachadas de las casas con ventanas coloridas en los quais del Nive, los muelles, forman una de las estampas más pintorescas de la ciudad.

Las calles de la parte antigua son una maravilla y, como pasa habitualmente en Francia, llama la atención el mimo y el cuidado con el que están hechas las fachadas de las tiendas.

En Bayona, como en toda Francia, hoy 21 de junio se celebra la Fête de la Musique, la fiesta de la música, y por toda la ciudad hay grupos de música tocando en directo. En el hotel donde duermo han dejado unos tapones para los oídos junto a la cama, lo que no sé si me tranquiliza demasiado sobre la noche que me espera… ¡Ultreia y Buen Camino!

Día 1, de Bayona a Urdax (22/06/24)

Inicio el Camino del Baztan junto a la catedral de SainteMarie de Bayona y desde ahí desciendo hasta la plaza de Les Halles, a la orilla del río Nive, donde paro a desayunar mientras a mi alrededor se acaban de instalar los puestos para el mercado semanal que se celebra aquí cada sábado. Cuando por fin abandono la ciudad no me separo de la orilla del río, ya que el itinerario sigue durante catorce kilómetros el Chemin de Halage o “camino de sirga” del Nive. En el límite del casco urbano un cartel en bastante mal estado recuerda los tres itinerarios jacobeos que parten de aquí.

Cuando llevo andados aproximadamente tres kilómetros encuentro el desvío para seguir por la costa hacia Irún, que es el que se toma si se pretende continuar por el Camino del Norte o bien por el Camino Vasco del Interior. Yo prosigo por la orilla del río.

El origen del camino de sirga proviene de los antiguos senderos paralelos a los cauces de los ríos que se utilizaban para que mulas u otros animales arrastraran contracorriente las barcazas cargadas de mercancías, en la época en que ésta era una forma habitual de transporte. En la actualidad es un sendero asfaltado utilizado por ciclistas, runners, pescadores y paseantes. Es prácticamente llano y tan fácil de recorrer que al final resulta algo monótono…

En el kilómetro trece de la etapa me alejo definitivamente del Nive para entrar en Ustaritz. El cielo estaba nublado desde que he salido de Bayona y ahora cae una lluvia finísima, un chirimiri, que por el momento no resulta ni siquiera molesto. Aprovecho el paso por Ustaritz para desayunar.

A la salida de la localidad el camino que continúa hacia Saint Jean Pied-de-Port regresa a orillas del Nive, que de hecho es el río que pasa por esta población, principal punto de partida del Camino Francés fuera de Galicia, mientras que el Camino del Baztan, por el que voy yo, se aleja definitivamente de su curso. Enseguida abandono el asfalto por un sendero tan cubierto de maleza que es muy fácil pasar de largo, como me ha ocurrido a mí.

Este sendero es el primer tramo sin asfalto desde que he salido de Bayona, pero no dura mucho y enseguida desemboca en una carretera local que asciende suavemente hasta pasar por una zona urbanizada, que es algún barrio perteneciente todavía a Ustaritz.

Después de cruzar este núcleo continúo por asfalto hasta que, pasada una granja, tomo una pista a través de un bosque. El camino tiene tramos embarrados, pero creo que desde que he salido de Bayona es el más bonito que he pasado.

Tras el bosque, la pista continúa recorriendo suaves colinas verdes con pastos para el ganado y zonas cultivadas. El paisaje es cada vez más montañoso a medida que me alejo de la costa y me acerco al Pirineo, aunque es el extremo de la cordillera, cerca ya del Cantábrico, y las montañas no alcanzan altitudes excesivamente elevadas.

A medida que avanzo voy pasando junto a campos donde pasta el ganado. Además de vacas y ovejas me llaman la atención los caballos, enormes y con unas patas particularmente gruesas, y que probablemente pertenezcan a la raza conocida como «Caballo de Monte del País Vasco».

La pista desemboca finalmente en una carretera local que me va acercando a Souraïde. Esta población se toma generalmente como final de la etapa desde Bayona, aunque como no dispone de albergue muchos peregrinos eligen la cercana Espelette, alejada dos kilómetros del camino, para terminar la etapa, ya que ahí si hay un albergue en el que pernoctar. Yo no paro en ninguna de las dos ya que he decidido alargar la etapa, así que continúo por una pista asfaltada por la que inicio el único ascenso de cierta importancia del día. Poco más de un kilómetro después llego a un cruce de carreteras marcado como Col de Pinodieta, que aunque sea oficialmente un “col” o collado, no es el punto más alto sino que hay que seguir subiendo.

La ruta continúa ascendiendo durante un par de kilómetros más por una pista de tierra desde la que se contemplan vistas preciosas de los montes circundantes, hasta llegar a un collado “sin nombre” desde el que, ahora si, se empieza a bajar. El ascenso han sido apenas 250 metros de desnivel positivo en unos tres kilómetros.

Un sendero entre helechos con mucho barro desciende en dirección Ainhoa, que se divisa desde lejos al fondo del valle.

Ainhoa es una población de casas blancas y ventanas rojas muy pintorescas, considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia. Su calle principal es particularmente interesante, con casas que se remontan al siglo XII.

Aprovecho para parar a comer, y tengo la ocasión de probar el boudin, algo parecido a una morcilla que es una especialidad de la zona. Y de postre el gâteau basque, también típico de la región.

Al salir de Ainhoa una pista forestal me va a acercando a la frontera y en un par de kilómetros llego a Dantxaria, el último núcleo francés por el que pasaré en este camino. Cruzo frente al edificio de la antigua aduana, ahora abandonada, y entro en Navarra.

Una vez en España, se atraviesa una zona bautizada como Dantxarinea, repleta de supermercados, bazares, gasolineras y estancos, dirigidos al público francés, ya que los precios en este lado son más bajos que en el país vecino. Pronto encuentro la primera flecha amarilla, enorme, y la siguiente, y otra… contraste absoluto con la discreta señalización de los Caminos de Santiago en Francia, donde no hay flechas y solo pequeños adhesivos colocados únicamente en cruces o puntos donde claramente puede haber confusión en el itinerario a seguir.

Cruzo este caos de asfalto y cemento, en el que he contado como mínimo diez gasolineras seguidas, y pronto recupero la tranquilidad. Luego abandono el asfalto por un camino embarrado y, serpenteando de nuevo entre colinas verdes, llego a Urdax, donde finalizo la etapa.

Urdax es una preciosa villa nacida en torno al Monasterio de San Salvador, del siglo IX, usado desde la Edad Media como hospital de peregrinos y uno de los elementos claves que permiten corroborar que la ruta entre Bayona y Pamplona por el valle del Baztan tiene una tradición histórica como camino de peregrinación a Santiago. La población cuenta, además, con varias mansiones suntuosas construidas por indianos que hicieron fortuna en América. Aquí finalizo esta primera etapa, pocos minutos antes de que empiece a llover de forma intensa. Me he librado por los pelos…

Balance del día: 38,0 km y 597 m de desnivel positivo acumulado.

Puedes obtener el track en Wikiloc aquí y ver el recorrido realizado en esta animación:

Día 2, de Urdax a Venta de San Blas (23/06/24)

Nada más salir de Urdax, sin tiempo para calentar, empieza una fuerte subida en dirección al puerto de Otsondo, que separa los valles de Urdax y del Baztan. El primer kilómetro sigo una pista cementada que luego pasa a ser de tierra y en la que las lluvias de los últimos días provocan que haya bastante barro.

El paisaje es muy bonito y se atraviesan bosques de robles y castaños preciosos. Cuando he iniciado la marcha el cielo estaba cubierto y caía un fino chirimiri, como ayer, pero a medida que asciendo la intensidad va aumentando y ahora ya es una lluvia fina que poco a poco va calando.

Desde Urdax al puerto de Otsondo hay que ascender 475 metros en poco menos de cinco kilómetros, aunque se avanza rápido porque el camino es cómodo. En el tramo final se deja la pista para seguir un sendero entre helechos espectacular. El ambiente de montaña es fabuloso.

Finalmente llegó al puerto, de 602 metros de altitud. Por él pasa una carretera y justo en el alto hay un área de descanso con mesas, una fuente y baños, y en ellos me refugio un rato de la lluvia, que ahora ya es bastante intensa.

El descenso hacia el valle del Baztan reproduce a la inversa más o menos la misma tónica que la subida: se inicia por un sendero embarrado con bastante pendiente que luego desemboca en una pista de tierra, también con mucho barro, y que más adelante se convierte en una pista cementada. El camino es precioso.

Sigue lloviendo cuando llego al fondo del valle y paso junto a zonas de pastos y granjas de vacas. Por una pista cementada continúo hasta Amaiur, la primera población del Baztan que atravesaré.

Amaiur es un pueblo alargado, de una sola calle, pintoresco y con algunas casas solariegas. En un montículo junto al pueblo permanecen las ruinas de su castillo, considerado el último bastión del Reino de Navarra que resistió a las tropas castellanas antes de perder su independencia y ser anexionado a Castilla. Aprovecho la travesía de la población para parar a tomar un café.

Los siguientes nueve kilómetros voy recorriendo el valle del Baztan en dirección a su capital, Elizondo, mientras sigue lloviendo. La mayoría del recorrido se hace por pistas y caminos que van uniendo unos pueblos con otros, excepto algún tramo de asfalto en las cercanías de las poblaciones.

Se intuye que por donde va el Camino de Santiago se trata de los mismos caminos que han unido ancestralmente unos pueblos con otros, porque hay tramos que conservan el empedrado original.

A menudo tendemos a pensar, cuando vemos este tipo de calzada antigua, que se trata de restos de vías romanas, pero en realidad, hasta el nacimiento del automóvil a finales del siglo XIX, los caminos que unían los pueblos y por los que se circulaba en carro, a pie o a caballo, eran así, por lo que tanto pueden tener origen romano como medieval, o ser tan “modernos” como del siglo XVII o XVIII.

Otro elemento ancestral son las lajas de piedra verticales delimitando las lindes de las parcelas, como suele verse a menudo en Asturias y Galicia. Aquí están hechas con la misma piedra rosácea o rojiza que se utiliza en la construcción de las casas por ser abundante en la zona.

El entorno es precioso. Atravieso Urrasun, Ordoqui, Arizcun y Elbete. En todos ellos las casas conservan la arquitectura tradicional, sin apenas ninguna construcción discordante. A la entrada de Urrasun se pasa junto a la Ermita de Santiago, restaurada en los últimos años en paralelo a la recuperación del Camino.

Desde Ordoqui voy siguiendo el curso del río Baztan. Este río tiene la particularidad de que cuando abandona el valle cambia de nombre y pasa a ser el Bidasoa, el caudaloso río que desemboca entre Hondarribia y Hendaya marcando la frontera entre España y Francia.

Llego así a Elizondo, la principal población del Baztan. En su centro abundan las mansiones y palacetes, tanto construidas por la nobleza local como por indianos regresados de América habiendo hecho fortuna. Junto a la plaza de los Fueros, en la que se ubica el ayuntamiento, paro a comer unos pinchos en un bar, donde coincido con algunos excursionistas que no están siguiendo el Camino de Santiago sino el GR11, la travesía transpirenaica, que también pasa por aquí. Una ruta que, si todo va bien, iniciaré dentro de un par de meses…

Tras cruzar la población por sus pintorescas calles, la abandono cruzando un puente sobre el río Baztan.

Luego continúo recorriendo el valle, de nuevo uniendo pequeñas poblaciones combinando tramos de antiguos caminos con otros de carretera, aunque ahora predominan más los de asfalto. Poco antes de pasar por Irurita cruzo por última vez el río Baztan, ya que a partir de aquí empiezo a alejarme del fondo del valle. Después de todo el día lloviendo, por primera vez llevo un rato largo de tregua e incluso empieza a hacer algo de calor.

Irurita destaca, de nuevo, por tener algunas casas solariegas y palacetes impresionantes. Sorprende la cantidad de construcciones de este tipo que se levantan en todas las poblaciones del Baztan.

Luego empiezo a ascender, alejándome del fondo del valle. En el siguiente núcleo, Zigaurre, veo de nuevo alguna casa señorial. Sigo remontando y paso por Ziga. Ahora que ha dejado de llover y que además estoy ascendiendo, puedo contemplar imágenes del verdor del valle del Baztan desde lo alto, algo que no había podido ver el resto del día por estar cubierto de nubes. En estos kilómetros predomina el asfalto, aunque hay algunos tramos de sendero y, aunque el ascenso es constante, la pendiente es moderada.

Cruzo Berroeta, otra precioso aldea, y un par de kilómetros después Almándoz, el último pueblo del valle del Baztan por el que pasaré. Se confirma una vez más que en cualquier pequeña aldea se erigen algunas casas señoriales impresionantes. Entre estas dos poblaciones se circula por un sendero estrecho, embarrado e invadido por la maleza, pero de vez en cuando emergen restos del antiguo empedrado, lo que denota que antaño fue una calzada.

Desde Almándoz se inicia el ascenso más duro de este Camino, el del puerto de Belate, el que separa el Valle del Batzan del Valle de Ultzama, aunque hoy solo haré una parte. Por pistas y senderos a través de un hayedo impresionante asciendo unos 300 metros de desnivel en tres kilómetros hasta que el camino desemboca en una carretera en la que hay un pequeño hotel, la Venta de San Blas, en la que acabo esta etapa.

Balance del día: 36,9 km y 1.277 m de desnivel positivo acumulado.

Puedes obtener el track en Wikiloc aquí y ver el recorrido realizado en esta animación:

Día 3, de Venta de San Blas a Pamplona (24/06/24)

Igual que ayer a la salida de Urdax, nada más arrancar desde Venta de San Blas se inicia un fuerte ascenso sin haber tenido tiempo ni de calentar un poco los músculos. La mayoría del desnivel lo salvé ayer, pero para alcanzar el Puerto de Belate aún quedan por ascender 240 metros en poco más de cuatro kilómetros, aunque casi toda la subida se concentra en los dos primeros. No llueve, pero hay una niebla que cubre todo y se engancha en las copas de los árboles. El sendero a través del bosque, la niebla, la hojarasca en el suelo y los líquenes que cubren troncos y piedras forman un conjunto espectacular. A estas horas de la mañana, en absoluta soledad y con el canto de los pájaros como único sonido, se crea un ambiente mágico.

Tras la fuerte subida inicial la pendiente se suaviza y hay tramos llanos e incluso pequeñas bajadas, así que unido a que estoy embelesado por el paisaje, hace que el avance se haga muy llevadero.

Más arriba la niebla se levanta en algunos momentos y se puede apreciar el bosque en toda su extensión, aunque enseguida regresa y vuelve a cubrirlo todo. El ambiente es tan mágico que solo falta ver aparecer los gnomos en cualquier momento.

Sigo, siempre a través del impresionante hayedo, por una pista forestal llaneando por la ladera del monte mientras voy acercándome al puerto. Hay caballos y algunos rebaños de ovejas pastando. No paro de hacer fotos, aunque ninguna imagen puede reflejar la sensación de estar inmerso dentro de este espectacular paisaje. Yo hago Caminos de Santiago para vivir momentos como este…

Ya cerca del puerto se pasan tramos donde se ve el empedrado original. Leo que algunos estudios consideran que estos restos corresponden a una calzada romana, aunque es difícil de saber ya que por aquí han pasado muchos otros pueblos durante miles de años.

Una vez arriba no hay nada que marque que hemos llegado al Puerto de Belate, que con sus 920 metros de altitud es la cota máxima de todo el Camino del Baztan. Llega un momento, a medida que se asciende, que deja de haber árboles y aparecen praderas de alta montaña. Es una especie de altiplano en el que se circula sin perder altura hasta que empieza el descenso. El camino aquí está jalonado por unas piedras verticales tipo hitos o dólmenes que parecen algún tipo de señalización ancestral de la calzada.

Antes de empezar a bajar se pasa por la antigua Ermita de Santiago, que ha sido reconstruida y convertida en refugio. La soledad es absoluta y solo se escuchan los cencerros de las vacas, los balidos de las ovejas y los relinchos de los caballos que pastan apaciblemente en los alrededores. Este punto marca el límite entre el Valle del Baztan, que abandono definitivamente, y el Valle de Ultzama y, como curiosidad, también representa la divisoria de las cuencas fluviales atlántica y mediterránea: las aguas del Baztan-Bidasoa acabarán siendo vertidas en el Cantábrico mientras que las del resto de Navarra a partir de aquí acabarán en el Ebro y, finalmente, en el Mediterráneo.

Entre helechos y mucho barro desciendo hacia el cercano Monasterio de Belate y su hospital de peregrinos, originario del siglo XII y actualmente cerrado. En cuanto he empezado a bajar hacia esta vertiente del puerto el tiempo ha cambiado radicalmente, no hay niebla, el cielo está despejado e incluso luce bastante el sol. Paro un rato a descansar junto al monasterio, a orillas del río Ultzama.

A partir de aquí voy descendiendo suavemente a través de un bosque que sigue siendo igual de bonito que al otro lado del puerto. Por pistas y caminos forestales, con muchos tramos embarrados, voy avanzando por un hayedo espectacular y, por primera vez desde que salí de Bayona, brilla el sol y el cielo se ve azul.

Así llego hasta Lantz, el primer municipio de este valle. Aquí pensaba desayunar ya que, teóricamente, hay un bar, pero no encuentro nada, así que continúo. El paisaje a partir de aquí cambia totalmente y ahora predominan los cultivos y pastos. Recorro así cinco kilómetros más hasta el siguiente pueblo, Olagüe, donde al llegar resulta que su única tienda está hoy cerrada.

Según la información que tengo, una vez descartados Lantz y Olagüe, no se vuelve a pasar por ningún bar o tienda hasta Sorauren, para donde faltan catorce kilómetros más. Eran las tres de la tarde, no había tomado nada desde las ocho de la mañana, ni un mísero café, y empezaba a tener hambre… Sigo avanzando a través de cultivos y zonas de pastos, atravesando pequeños núcleos sin servicios como Leazkue y Etuláin, uniéndolos por tramos de carretera local y en algún momentos por caminos agrícolas o senderos totalmente cubiertos por maleza.

Cuando pensaba que aún quedaban diez kilómetros hasta el primer pueblo con bar me doy cuenta, mientras circulo por una pista agrícola, que en paralelo y muy cerca tengo una carretera en la que hay una gasolinera con tienda, así que me desvío 100 metros para pasar por ella y poder comprar, por fin, algo de comer y beber. Después retomo el camino en los alrededores de Burutáin.

Me ha sentado divinamente, y ya saciado continúo por una carretera hacia Ostiz y Endériz. Aunque hay algún tramo de pista agrícola, en general hay bastante asfalto, y unido al calor y a que el paisaje no es tan espectacular como en la primera parte del día, se hace todo un poco pesado.

Afortunadamente, pasado Estériz se inicia un tramo de sendero, entre abetos y a media ladera, alejado del fondo del valle y de la carretera, que permite romper la monotonía de los últimos kilómetros y que me deja en Sorauren, donde encuentro el primer bar de la etapa y donde paro a comer un pincho de tortilla.

Desde Sorauren continúo por el paseo fluvial del Ultzama. Se trata de un carril cementado para peatones y bicicletas que va siguiendo el curso del río y que forma parte del Parque Fluvial de la Comarca, que suma 41 kilómetros de paseos enlazados unos con otros en las orillas de los ríos Arga, Ultzama y Elorz. Siguiendo este carril durante seis kilómetros llego hasta Trinidad de Arre, el punto en el que el Camino del Baztan se une al Camino Francés.

Ya sólo queda recorrer los cuatro últimos kilómetros de continuo urbano atravesando Villava y Burlada hasta llegar al Puente de la Magdalena sobre el Arga por el que se accede a la ciudad de Pamplona. Desde ahí entro al casco antiguo de la capital navarra a través de la Puerta de Francia de sus murallas y, tras un breve recorrido, llego a la plaza del Ayuntamiento, simbólico final de este espectacular Camino, marcado por los paisajes de montaña y sus fabulosos bosques.

Balance del día: 41,8 km y 487 m de desnivel positivo acumulado.

Balance total del Camino del Baztan Bayona-Pamplona: 116,7 km y 2.361 m de desnivel positivo acumulado.

Puedes obtener el track en Wikiloc aquí y ver el recorrido realizado en esta animación: