Hoy, cambio de guion. No salgo temprano, sino que más bien un poco tarde, pasadas las nueve. Porque la etapa era corta, porque he esperado a que abrieran la única cafetería del pueblo a las ocho y porque me he quedado acabando la crónica de una etapa para este blog. Cuando finalmente me pongo en marcha, subo un primer tramo por un sendero y enseguida desemboco en la carretera de Chisagüés, una aldea de 20 habitantes a un par de kilómetros de Parzán

Pasado el pueblo, el asfalto deja paso a una pista de tierra que sigue remontando suavemente el valle del río Real. El trayecto es cómodo y fácil, y el paisaje es bonito.

Cuando llevaba andados unos ocho kilómetros, la pista ganadera incrementa notablemente la pendiente y se hace un poco más difícil.

Un par de kilómetros después llego a la plana de Petramula, un pequeño llano con un césped en el que dan ganas de quedarse, y donde paro a descansar y comerme unas galletas.

Aquí dejo la pista y sigo un camino herboso para afrontar el último repecho antes del collado. Es un camino muy bonito, entre pastos y grandes piedras. Cuando parece que ya se ha llegado al punto más alto, se bajan cincuenta metros y se sube de nuevo hasta alcanzar definitivamente el puerto.

Llego al Collado de Las Coronetas, el único del día, donde coincido con tres excursionistas franceses que, como yo, están emocionados con la vista que tenemos delante. Se trata de la cara norte del Monte Perdido, el macizo calcáreo más alto de Europa y la tercera cima en altura de los Pirineos, acompañado por seis o siete tresmiles más. Desde este mirador privilegiado creo que es probablemente la vista más espectacular de toda la cordillera.

Sin dejar de admirar este skyline, absolutamente cautivador para los que amamos la montaña, empiezo a descender por un sendero entre piedras hasta un gran llano de pastos conocido como la Plana Fonda.

Recorro el llano y sigo bajando, obteniendo una vista aún más espectacular de la cara norte del Monte Perdido, ya que ahora estoy más cerca. También veo con más detalle el hueco en la línea de cimas, la parte más baja a la izquierda del macizo, ampliada en la foto de abajo, que corresponde al Collado de Añisclo, por donde he de ascender mañana. Desde aquí cuesta hacerse a la idea de que haya un sendero que suba por esa pared que parece casi vertical…

Las tres cimas principales del macizo, el Monte Perdido, el Soum de Ramond (o Pico de Añisclo) y el Cilindro de Marboré son conocidos como “Las Tres Sorores”, que significa las tres hermanas, por su cercanía y simetría. Yo estoy absolutamente cautivado por esta vista.

Más adelante, el descenso continúa por un sendero que ya se interna en el bosque y pierde altura bastante bruscamente, hasta llegar a los Llanos de la Larri, donde pastan vacas, caballos y ovejas, y hay una cabaña de pastores.

Sigo bajando, ahora a través de un hayedo, hasta llegar al fondo del Valle de Pineta, donde, en una ubicación privilegiada, se encuentra el Parador Nacional de Bielsa, donde hoy me alojaré.

Balance del día: 18,3 km y 1.038 m de desnivel positivo acumulado.
Puedes ver el track en Wikiloc aquí y ver el recorrido realizado en esta animación: