2021_Camino del Norte a pie (parte 1: Irún-Castro Urdiales)

Esta es la primera parte de las cuatro en las que está dividido el relato del Camino del Norte:

Parte 1: de Irún (día 1) a Castro Urdiales (día 6)

Parte 2: de Castro Urdiales (día 7) a San Esteban de Leces (día 12)

Parte 3: de San Esteban de Leces (día 13) a La Caridad (día 18)

Parte 4: de La Caridad (día 19) a Santiago de Compostela (día 24)

Camino del Norte a pie: introducción

El Camino del Norte, también conocido como Camino de la Costa, es un itinerario jacobeo que recorre la cornisa cantábrica. Entra en la península Ibérica por Irún proveniente de Bayona (Francia) y cruza de este a oeste el País Vasco, Cantabria y Asturias para, una vez en Galicia, alejarse de la costa y dirigirse hacia el interior hasta llegar a Santiago.

Camino del Norte -línea roja- (Fuente: www.caminosantiago.org/)

Si el Camino Primitivo desde Oviedo fue el primer itinerario empleado para acudir a Compostela tras el descubrimiento del sepulcro del apóstol en el siglo IX, los caminos de la Costa siguiendo el litoral son también de los más antiguos, habiendo sido utilizados antes incluso que el Camino Francés, tanto por peregrinos entrados a la península cruzando el río Bidasoa como por viajeros desembarcados en cualquiera de los múltiples puertos del Cantábrico.

Con idea de recorrer a pie este Camino del Norte o de la Costa he llegado esta tarde a Irún. Una vez instalado en una pensión, ya que el albergue está cerrado a causa del Covid, me he acercado al Puente de Santiago sobre el Bidasoa, simbólico punto de inicio de este itinerario, y he caminado el par de kilómetros que lo separan del Ayuntamiento y el centro de Irún donde en pocas horas espero iniciar mi andadura, ¡qué nervios!

Camino del Norte a pie: día 1, de Irún a Orio (12/06/2021)

A las 6:00 de la mañana estoy preparado para iniciar este nuevo Camino en la puerta de una cafetería del centro de Irún que, teóricamente, debería abrir a esta hora, sólo para descubrir que los horarios que aparecen en Internet deben de estar mal y está cerrada a cal y canto. Así que doy una pequeña vuelta por Irún hasta que, preguntando a unos barrenderos, consigo encontrar por fin un bar abierto en el que desayunar. Con las pilas por fin cargadas me pongo en marcha para enseguida abandonar la ciudad y entrar en el término municipal de Hondarribia, aunque la ruta no llega a ir al centro de esta bonita población.

Una vez se deja atrás la zona urbana el paisaje empieza a ser típicamente vasco y aparecen los primeros caseríos.

Combinando senderos y carreteras rurales, a veces asfaltadas y a veces de tierra, se inicia una pequeña ascensión de unos 4 km hasta el Santuario de Guadalupe. Antes, a medio camino, se pasa por la ermita de Santiagotxo y a medida que subo puedo ver a mi espalda una preciosa panorámica de la bahía de Txinngudi con Irún y Hondarribia en un lado y Hendaya en el otro.

En este tramo me he encontrado con el primer peregrino: ha empezado en Irún como yo y es de Getafe. Conversamos brevemente junto al Santuario de Guadalupe y sigo mi camino. Desde aquí se inicia una larga travesía por una pista forestal por la ladera del monte Jaizkibel. El paisaje es muy bonito, avanzando constantemente entre bosques de robles, pinos y castaños.

La larga travesía por la sierra, siempre por el flanco sur, el del interior, termina con un brusco descenso por caminos pavimentados hasta alcanzar el nivel del mar en la ría de Pasaia en la que en una orilla está el pueblo de Pasai Donibane y enfrente, en la opuesta, Pasai San Pedro.

El primer núcleo al que llego, Pasai Donibane, es muy bonito, especialmente su pintoresca plaza de Santiago, donde se alza el ayuntamiento entre fachadas coloridas.

Una barca cruza la ría entre los dos núcleos y, ya en el otro lado, recorro Pasai San Pedro hasta encontrar un bar donde desayunar mi primer pincho de tortilla de este camino.

Desde Pasai San Pedro toca remontar por la vertiente contraria todo lo que antes he bajado para llegar al nivel de la ría. Se empieza con una subida rompedora hasta llegar a las cercanías del faro de la Plata y a partir de aquí la pendiente se suaviza y por un bonito sendero se recorre la ladera del monte Ulía que llega hasta prácticamente la ciudad de San Sebastián. En este caso el camino va por la vertiente del mar con lo cual tenemos vistas espectaculares de la costa.

En este tramo coincido con Calixte, un francés que lleva recorridos 1.500 km desde que salió de París hace un mes y medio. Cuando llegue a Santiago llevará andados… ¡2.300 km! Seguimos juntos la travesía del Monte Ulía hasta que por fin vemos Donostia a nuestros pies, adonde descendemos rápidamente.

Una vez en la ciudad bordeamos la playa de Zurriola hasta cruzar el río Urumea junto al Kursaal. Desde el puente el Camino de Santiago sigue recto hacia el ayuntamiento, pero nosotros nos desviamos momentáneamente a la derecha para entrar en el Casco Viejo y dar una rápida vuelta por sus calles.

Pasamos por la plaza de la Constitución y por las calles repletas de bares de los alrededores.

Porque nuestro objetivo no era sólo turístico sino gastronómico, y en uno de los muchísimos locales del Casco Viejo paramos a comer unos pintxos.

El Camino prosigue bordeando toda la bahía de la Concha hasta el final. Al pasar por la playa de Ondarreta nos separamos, ya que Calixte quiere bañarse en el mar, que ve por primera vez desde que empezó a andar hace un mes y medio. Yo continúo, aunque volveremos a coincidir en el albergue al final de la etapa.

Desde el extremo de la bahía de la Concha opuesto a por donde hemos llegado se abandona la ciudad ascendiendo el monte Igueldo a través de una combinación de senderos, calles de urbanizaciones y caminos rurales asfaltados. Una vez en lo alto se circula por una tranquila zona rural bordeando la montaña por el lado del mar durante varios kilómetros, casi todos por carreteritas asfaltadas. Los caseríos rodeados de verde con las vacas pastando hasta la orilla del mar crean una imagen idílica, aunque ahora hace mucho calor y con el cansancio acumulado se hace un poco duro.

Los últimos kilómetros antes de Orio se abandona el asfalto para recorrer algunos senderos mucho más interesantes, además de proporcionar un poco de sombra.

Poco antes de llegar a Orio paso los primeros viñedos de dónde se obtiene la materia prima para la elaboración del Txakolí. Una última rampa muy pronunciada me lleva a la ermita de San Martín desde donde se desciende a la población.

Y por fin llego a Orio, donde me alojo en el magnífico albergue San Martín, uno de los más emblemáticos de todo el Camino del Norte gracias a cómo se desviven Rosa y su sobrina por los peregrinos y “culpable” de que me haya “cascado” una etapa de más de 40 km el primer día para no perderme el dormir aquí. Ha valido la pena.

Balance del día: 44,6 km con 1.123 m de desnivel positivo acumulado

Camino del Norte a pie: día 2, de Orio a Mutriku (13/06/2021)

Salgo de Orio entre la niebla cruzando la ría por un puente para seguir caminando por el lado opuesto durante unos dos kilómetros en dirección a mar abierto. A partir de ahí el camino nos desvía por la izquierda y empieza a subir entre prados y caseríos. Desde aquí por una carretera rodeados de viñedos de txakoli se sube hasta Talaiberri para posteriormente descender a Zarautz.

En Zarautz se pasa por el centro de la población donde doy una vuelta rápida y paro a tomar un café. Además, busco una farmacia de guardia en la que comprar una pomada para golpes porque ayer al final del día resbalé en un sendero y caí de bruces, sin más consecuencias que unas rascadas en las dos rodillas, pero hoy en el tramo desde Orio he notado bastante dolor en una de ellas, supongo que del golpe. Así que he decidido tomarme con calma el resto del día y parar a menudo para ir observando cómo evoluciona.

Al salir de Zarautz, como viene siendo habitual, toca remontar por el otro lado lo que hemos bajado antes de llegar a la población. En este caso por la calzada de Santa Bárbara, una antigua calzada empedrada con fuerte pendiente que en cuanto abandona la ciudad atraviesa grandes extensiones de viñedos de txakoli hasta Eitzaga.

A partir de aquí el tramo entre Zarautz y Getaria es una sucesión de carreteritas asfaltadas a través de viñas y bodegas hasta que, en cuánto tocamos las primeras casas de Getaria el camino de nuevo nos aleja entre campos en dirección a Zumaia, sin llegar a entrar en la población.

Para salir de Getaria de nuevo se circula por un tramo de sendero antiguo empedrado antes de abordar por carretera un fuerte ascenso hasta el pequeño núcleo de Askizu, dominado por la enorme mole de la iglesia de San Martín. Desde aquí en un par de kilómetros se llega a Zumaia.

Llego a Zumaia envuelto en la niebla que afortunadamente sirve para apaciguar un poco el calor que hace. A pesar de la niebla no deja de ser un domingo de junio y las playas están llenas de gente. Al llegar al centro de Zumaia busco un bar donde picar algo, aunque no ha sido fácil. Es domingo y son las dos de la tarde en una población muy turística, así que todos los locales están abarrotados. Finalmente he encontrado un sitio y, tras comer unos pinchos, prosigo mi ruta.

Siempre subiendo y bajando y circulando mayoritariamente por zonas rurales con predominio de pastos para el ganado se recorren los diez kilómetros que separan Zumaia de Deba, pasando por un par de pequeños pueblos intermedios, Elorriaga e Itziar. A estas horas hace muchísimo calor y en uno de ellos paro a beber algo en un bar.

En Itziar coincido con Calixte, el francés con el que estuve ayer en San Sebastián, y juntos bajamos hasta Deba y tomamos un helado antes de proseguir los cuatro kilómetros de dura subida que nos quedan hasta el santuario del Calvario de Maia, cerca del cual está el albergue Izarbide al que vamos, en una antigua vaquería en medio del campo. La zona es conocida como Ibiri Auzoa y pertenece al municipio de Mutriku, aunque está completamente separada de esta localidad costera.

En el albergue me reencuentro con algunos de los peregrinos que estuvieron en el albergue de Orio la noche anterior, y juntos vemos un bonito atardecer entre las montañas de este precioso rincón de Euskadi.

Y del dolor de la rodilla… ni me he acordado en todo el día.

Balance del día: 38,9 km con 1.200 metros de desnivel positivo acumulado.

Camino del Norte a pie: día 3, de Mutriku a Markina-Xemein (14/06/2021)

Empiezo el día con tres preciosos kilómetros por senderos por el bosque, mayoritariamente encinares, solo interrumpidos por algún prado donde pasta el ganado. La zona que atravieso es el macizo de Arno y parece ser que su encinar es excepcional porque no es una especie que suela abundar en el clima cantábrico.

Así llego al pequeño núcleo de Olatz, formado por caseríos diseminados en un valle alrededor de la ermita de San Isidro. Es la quintaesencia del mundo rural tradicional vasco.

De Olatz se sale por una pista cementada que va recorriendo primero el fondo del valle junto a un riachuelo y donde la humedad es tremenda y hace muchísimo calor, para después empezar a remontar fuertemente serpenteando por la ladera del valle y salvando unos 300 metros de desnivel en apenas dos kilómetros.

El ascenso nos lleva a un collado donde hay un caserío llamado Gorostola. Aquí está el límite entre las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya y por eso en este caserío hubo antiguamente una aduana en la que se cobraban impuestos al paso de mercancías entre los dos territorios. Nuestra ruta prosigue ascendiendo aún un poco más por una pista forestal por la que atravesamos una sierra conocida como Jaungoikomendi o el Monte de Dios.

En este tramo me he encontrado con tres alemanes que habían estado la noche anterior en el albergue. Seguimos juntos por una sucesión de subidas y bajadas constantes por bosques y zonas de pastos y con el paso ocasional junto a algún caserío aislado. Pronto alcanzamos a dos chicos de Barcelona con los que he coincidido las dos últimas noches y mas adelante a otro de Madrid. Acabaremos llegando todos juntos a Markina-Xemein, después de este largo tramo de unos 20 kilómetros sin atravesar ninguna población, excepto el diminuto núcleo de Olatz, y sin posibilidad, por lo tanto, de “avituallamiento”.

Así que en cuanto entramos en la población, tras una primera parada a la sombra junto a la curiosa ermita hexagonal de San Miguel de Arretxinaga, que también tiene al lado una fuente, buscamos un bar donde beber y comer algo. A partir de aquí la mayoría continúan 7 kilómetros más hasta el monasterio de Ziortza, donde hay un albergue, pero yo me quedo aquí donde tengo ya una reserva hecha en otro. Probablemente nuestros caminos vuelvan a cruzarse mañana.

Balance del día: 21,4 km con 555 m de desnivel positivo acumulado.

Camino del Norte a pie: día 4, de Markina-Xemein a Pozueta (Muxika) (15/06/2021)

Los primeros 4 km del día seguimos un sendero paralelo al río Artibai y son planos y fáciles, probablemente el tramo más llano desde que salí de Irún. Además, aunque luego el sol apretaría, por el momento hace una temperatura muy agradable para caminar después de que por la noche ha llovido un poco y ha refrescado el ambiente.

A partir de Iruzubieta el camino se separa del curso del río y empieza a subir ligeramente entre pastos y caseríos aislados hasta Bolibar.

De este pueblo eran los antepasados de Simón Bolívar, conocido como el “Libertador de las Américas”, y en la que fue casa de su familia hay ahora un museo en su honor, además de un par de estatuas en diversos puntos de la población. Paso por la plaza principal del pueblo, a la que aquí no se le ha llamado plaza Mayor sino plaza de Simón Bolívar, y continúo mi camino.

A la salida de Bolibar, un kilómetro de sendero antiguo empedrado nos permite ascender hasta el monasterio de Ziortza. Es una colegiata fundada en el siglo X que continúa albergando en la actualidad una comunidad de monjes cistercienses. Ya desde el siglo XIV dispuso de un hospital de peregrinos donde acoger a los que se desplazaban a Santiago por el Camino de la Costa, y de forma mas o menos continuada, dependiendo de los avatares de la historia, mantuvo su función durante siglos, hasta que en 1953 fue destruido por un incendio. En los últimos años ha sido rehabilitado y ahora es posible alojarse aquí de nuevo.

Pasado el monasterio, 4 km preciosos mayoritariamente por bosques me llevan hasta Munitibar donde busco un bar en el que parar a desayunar.

Una subida por una pista asfaltada que va uniendo caseríos aislados me lleva de Munitibar hasta la pequeña ermita de Santiago. Una hora después, siempre a través de este precioso entorno rural, llego a Olabe donde paro a tomar un café. Al llegar había un par de peregrinos extranjeros y un paisano tremendamente insistente tratando de convencernos a todos de que cogiéramos un atajo, porque con este calor no valía la pena la subida que nos viene ahora y “se puede llegar al siguiente pueblo por otra carretera” que él amablemente nos indica. El hombre, aunque bienintencionado, es tan insistente que en cuanto ha empezado a hablar conmigo los otros dos peregrinos han aprovechado que quedaban libres para levantarse y marcharse…

Sin seguir sus consejos, por un bonito tramo de bosque enclavado, como toda esta zona, en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, llego a Elexalde con su enorme iglesia de San Pedro.

Poco después una pista de tierra en zigzag sube fuertemente, aunque no es un ascenso excesivamente largo, hasta llegar a Marmiz, un pueblo situado en un alto. Creo que este es el tramo que quería evitarnos el hombre del bar por el “atajo” que nos traía directamente por la carretera hasta aquí. En todo caso ha valido la pena y no tenía mayor dificultad que tantos otros que subimos en cada etapa de este Camino.

Unos kilómetros más casi siempre por pistas forestales y se llega a la enorme iglesia de Ajangiz, ya enfrente de Gernika de la que distan solo un par de kilómetros. Desciendo y sobre las tres llego a esta emblemática población, símbolo de los fueros y libertades de Euskadi, donde lo primero que hago es buscar un sitio donde comer algo.

El Camino de Santiago pasa por alguno de los puntos más interesantes de la población como la plaza de los Fueros en la que está el ayuntamiento y el museo de la Paz, la iglesia de Santa María y la Casa de Juntas, en cuyo jardín está el tronco del viejo roble de Gernika, donde los señores y reyes juraban respetar los fueros de Vizcaya. Desde aquí se bordea el parque de los pueblos de Europa y nos alejamos de la ciudad.

Enseguida encuentro un fuerte ascenso por el bosque hasta que unos cinco kilómetros después, en una zona de pastos ganaderos y caseríos aislados llego al albergue del Caserío Pozueta, donde coincido con muchos de los peregrinos con los que he estado ya los días anteriores y en el que la acogida de la familia que lo lleva ha sido fabulosa.

Balance del día: 36,4 km con 1.004 m de desnivel positivo acumulado.

Camino del Norte a pie: día 5, de Pozueta (Muxika) a Bilbao (16/06/2021)

Día de transición en el que poco a poco van quedando atrás las verdes colinas del interior rural de Euskadi para retomar mañana la costa en Cantabria y, entre medio de esos dos mundos, la zona urbana e industrial del Gran Bilbao.

Pero vayamos por partes. Ha llovido durante la noche y cuando nos ponemos en marcha caen todavía algunas gotas escasas. Los primeros diez kilómetros del día aún atravesamos mayoritariamente zonas forestales por pistas y senderos y algún tramo de asfalto. Voy con Juan y Samuel, dos catalanes con los que coincido desde el primer día, y a ratos se nos unirá también un peregrino guipuzcoano al que no apetece mucho cruzar Bilbao, las típicas rivalidades entre vecinos…

Pasamos un par de pequeños núcleos de población y en uno un poco mayor, Larrabetzu, encontramos el primer bar de la etapa y paramos a desayunar. Aquí volvemos a ver a muchos de los que han salido del albergue antes que nosotros.

Entre Larrabetzu, Lezama y Zamudio ya empieza a notarse la cercanía de la gran ciudad y el Camino avanza varios kilómetros por el lateral de una carretera entre zonas urbanas e industriales anodinas. Curiosamente en Zamudio acabo atravesando el mismo polígono donde hace menos de un año, en agosto de 2020, recogí con mis hijos Blanca y Pol las bicicletas para empezar desde Bilbao el Camino Olvidado a Santiago. En aquel momento ni siquiera sabía que el Camino del Norte pasaba por aquí y aún menos sospechaba que lo estaría haciendo a pie unos meses después.

Cuando parecía que este sería el panorama hasta Bilbao, la ruta vuelve a internarse en la montaña por caminos de tierra. Ascendemos por una antigua ruta de comunicación entre Zamudio y Bilbao, la calzada de los Zamudianos, hasta el monte Iturritxualde para desde allí descender a la capital vizcaína que ya vemos a nuestro pies.

El Camino de Santiago entra en Bilbao por la Basílica de Begoña, patrona de la ciudad, para posteriormente descender hacia el Casco Viejo, al que se accede por las escaleras de la plaza Unamuno, y de ahí a la Catedral. Aquí buscamos un sitio donde comer antes de dirigirnos a nuestro alojamiento en un hostal cercano.

Por la tarde una vuelta rápida por la ciudad, en la que empieza a llover intensamente. El día no ha sido solo de transición entre el interior de Euskadi y la costa de Cantabria, a la que iré mañana, sino que todo apunta a que será también un día de cambio entre el calor de las cuatro jornadas anteriores y las lluvias previstas para las próximas. Veremos que me depara el Camino, pero eso ya será otro día…

Balance del día: 27,1 km y 645 m de desnivel positivo acumulado.

Camino del Norte a pie: día 6, de Bilbao a Castro Urdiales (17/06/2021)

Entre Bilbao y Portugalete hay dos opciones. La más tradicional y oficial da un largo rodeo por poblaciones industriales sin un excesivo encanto de la margen izquierda del Nervión y, para evitarlas, hay una alternativa señalizada que sigue la margen derecha de la ría hasta Getxo para desde allí cruzar a Portugalete, en la orilla opuesta. No es una alternativa maravillosa, ya que pasa por zonas industriales y además el paisaje que se contempla es el del otro lado del Nervión, con abundancia de fábricas abandonadas y en estado decadente, pero al menos es 7,5 km más corta que el itinerario tradicional y totalmente llana. Es la que elijo yo ya que, puestos a pasar por zonas degradadas y faltas de encanto, cuanto más corto y más rápido se supere, mejor.

Para ello me pongo en marcha muy temprano, cuando la ciudad aún duerme, para desde la catedral enfilar hacia el ayuntamiento y empezar a seguir los paseos que se van sucediendo a la orilla del Nervión.

Enseguida cruzo por delante del Museo Guggenheim y del nuevo San Mamés, el estadio del Atlhletic Club, y, tras pasar por la zona de Deusto, dejo atrás el área urbana de la ciudad.

Se pasa por algunas zonas residenciales y por otras industriales de municipios como Lutxana y Erandio, pero se avanza rápido y a las 9 de la mañana estoy en Getxo junto al puente colgante conocido como Puente de Vizcaya con el que voy a cruzar al otro lado de la ría.

Este puente tiene la particularidad de ser un transbordador para personas y vehículos, mediante una cesta colgante en la que se embarcan y que se desplaza de una ribera a la otra colgada por cables de la estructura del puente. Fue el primero de este tipo en ser construido en el mundo, a finales del siglo XIX, y es uno de los ocho que aún quedan en funcionamiento. Está declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Y con él cruzo al otro lado y ya estoy en Portugalete donde paro a tomar un café.

Para ascender de la parte baja de Portugalete, donde me ha dejado el puente colgante, hasta la zona alta, hay, curiosamente, tramos de rampas mecánicas, ¡así da gusto! Lástima que no duran mucho, y una vez cruzada la ciudad, se inicia un larguísimo bidegorri o carril-bici (con carril peatonal incorporado) que seguiremos durante 11 kilómetros hasta la playa de La Arena, la primera vez que me acercaré al mar desde que pasé por Deba hace cuatro días.

A las 11 llego a la playa de La Arena después de haber caminado 27 km. Según la previsión sobre esta hora debía empezar a llover, y este ha sido uno de los motivos para madrugar tanto, intentar avanzar lo más posible antes de que lloviera. De momento el cielo está completamente tapado pero, aunque por el camino de vez en cuando ha caído una ligera llovizna, todavía aguanta. Paro en la primera cafetería que veo frente al mar y encuentro a tres peregrinos franceses, un suizo y un israelí con los que había coincidido en los dos días anteriores. Ellos han tomado entre Bilbao y Portugalete una tercera alternativa que no es ni la tradicional más larga ni la de la ría que he seguido yo, la suya ha sido coger el metro hasta Portugalete… y por tanto llevan andados la mitad de kilómetros que yo.

Después de comerme un pincho de tortilla continúo cruzando las dunas y la propia playa a través de pasarelas y llego a la cercana Pobeña. Desde aquí, subiendo un tramo de escaleras muy empinado se enlaza con una vía verde, un antiguo ferrocarril minero reconvertido ahora en sendero que circula al borde del mar durante los próximos 6 kilómetros. Hasta los años 70 del siglo pasado este ferrocarril trasladaba el mineral de las minas de la zona a los cargaderos situados en los acantilados de Pobeña y de Ontón, donde se embarcaba hacia Gran Bretaña.

Durante el recorrido por la vía verde se puede divisar en la distancia, casi tapado por la niebla, Castro Urdiales, mi destino de hoy. Ahora ya llueve constantemente, aunque por el momento de forma ligera. La vía verde termina en las ruinas de las instalaciones de carga de El Piquillo, donde antaño se cargaban barcos y ahora pastan las cabras.

Desde aquí dejamos la costa para entrar unos cientos de metros tierra adentro hasta alcanzar Ontón, el primer pueblo de Cantabria.

En el centro de Ontón una marca amarilla en el pavimento nos presenta dos alternativas que gráficamente han bautizado como “Castro long way” y “Castro short way”, dando la primera un mayor rodeo por la montaña. Yo, que llevo ya 34 km hoy, tomo sin dudar el short way. Esta opción sigue durante 5 kilómetros el arcén, a veces muy escaso, de la carretera N634 y, ahora que ya está lloviendo fuerte, no es demasiado agradable. Por fin, al llegar al pueblo de Mioño dejo la carretera para tomar un último tramo de otra vía verde que me deja en el barrio Brazomar de Castro Urdiales.

Desde aquí aún quedan dos o tres kilómetros hasta el bonito centro histórico de Castro donde llego sobre las tres de la tarde completamente empapado. Por el momento el resto del día ha seguido lloviendo intermitentemente, veremos mañana…

Balance del día: 42,9 km con 506 m de desnivel positivo acumulado.

Puedes leer la continuación aquí.

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