Camino Portugués Central en BTT: día 5, de Alcácer do Sal a Vendas Novas (16/10/23)

Hoy toca una etapa bastante corta que casi puede considerarse una jornada de “descanso activo”. Para afrontarla, empiezo remontando por las calles de Alcácer do Sal hasta la parte alta, donde están los restos de su castillo y la iglesia de Santa Maria do Castelo. A partir de aquí se abandona la ciudad, primero durante cuatro kilómetros por la carretera N5, con mucho tráfico y atravesando polígonos industriales, y luego ya por una pista que avanza entre grandes plantaciones de pinos y alcornoques.

Más adelante cruzo una portilla para ganado y entro en una finca con enormes pinos. En los caminos hay arena, pero de momento se puede circular. He llegado a la conclusión de que en el Alentejo, invariablemente, donde hay pinos los suelos son arenosos. Desconozco el porqué, pero son dos cosas que siempre van juntas.

Los siguientes doce kilómetros voy recorriendo fincas en las que van alternándose zonas de pinar con otras en las que predominan los alcornoques. El camino es agradable, y aunque hay tramos arenosos suelen estar húmedos, con lo que el firme es compacto y se puede avanzar bien.

En algún momento se asemeja a los paisajes tipo dehesa del Baixo Alentejo pero, en general, aquí entre los árboles crecen arbustos y no hay el terreno despejado característico de aquellas fincas.

Cuando finalmente salgo a una carretera asfaltada me quedan tres kilómetros para entrar en el pueblo de Casebres, donde paro a desayunar.

Sigo avanzando, siempre por caminos, y ahora encuentro grandes plantaciones de eucaliptos. Luego se van combinando con las de pinos y con otras zonas de bosque. Se sigue avanzando fácil, con la única dificultad de algún tramo con excesiva arena y zonas esporádicas de barro. Los desniveles son suaves toda la jornada, con algún repecho aislado que exige un poco de esfuerzo.

El camino me lleva a una carretera por la que recorro un par o tres de kilómetros hasta cerca de la aldea de Cabrela. El itinerario no entra en ella sino que se desvía antes del casco urbano, pero decido recorrer los 800 metros que quedan al centro y hacer una nueva parada en un bar.

Retrocedo y ahora sí entro por un camino en la Hardada de Palhavã, una gran finca en la que pastan las vacas y en la que después cruzo una zona de alcornoques enormes, probablemente centenarios.

Salgo por el otro lado de la finca y continúo circulando por un laberinto de senderos, a ratos arenosos y a ratos con algo de barro, pero muy agradables. Avanzo durante kilómetros por todo tipo de masas forestales: pinos, alcornoques, encinas, eucaliptos… Es muy bonito.

Al final desemboco en una pista más ancha que, atravesando zonas urbanizadas con mucha casa aislada, me acerca hasta Vendas Novas.

Y en Vendas Novas termino esta etapa “de descanso”, una ciudad relativamente moderna y sin excesivo interés histórico y cuyo edificio más destacado es el Palácio das Passagens, un palacio real del siglo XVI que alberga hoy día la academia de artillería. Aprovecho que hoy llego pronto al destino para dar un manguerazo a la bici, lavar la ropa, degustar una “bifana”, un bocadillo de lomo que es la gran especialidad de la zona, y descansar, descansar mucho para afrontar las próximas etapas, que no serán tan plácidas como la de hoy.

Balance del día: 48,2 km y 587 m de desnivel positivo acumulado.

Puedes obtener el track en Wikiloc aquí y ver el recorrido realizado en esta animación:

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