Nada más salir de Urdax, sin tiempo para calentar, empieza una fuerte subida en dirección al puerto de Otsondo, que separa los valles de Urdax y del Baztan. El primer kilómetro sigo una pista cementada que luego pasa a ser de tierra y en la que las lluvias de los últimos días provocan que haya bastante barro.

El paisaje es muy bonito y se atraviesan bosques de robles y castaños preciosos. Cuando he iniciado la marcha el cielo estaba cubierto y caía un fino chirimiri, como ayer, pero a medida que asciendo la intensidad va aumentando y ahora ya es una lluvia fina que poco a poco va calando.

Desde Urdax al puerto de Otsondo hay que ascender 475 metros en poco menos de cinco kilómetros, aunque se avanza rápido porque el camino es cómodo. En el tramo final se deja la pista para seguir un sendero entre helechos espectacular. El ambiente de montaña es fabuloso.
Finalmente llegó al puerto, de 602 metros de altitud. Por él pasa una carretera y justo en el alto hay un área de descanso con mesas, una fuente y baños, y en ellos me refugio un rato de la lluvia, que ahora ya es bastante intensa.

El descenso hacia el valle del Baztan reproduce a la inversa más o menos la misma tónica que la subida: se inicia por un sendero embarrado con bastante pendiente que luego desemboca en una pista de tierra, también con mucho barro, y que más adelante se convierte en una pista cementada. El camino es precioso.

Sigue lloviendo cuando llego al fondo del valle y paso junto zonas de pastos y granjas de vacas. Por una pista cementada continúo hasta Amaiur, la primera población del Baztan que atravesaré.

Amaiur es un pueblo alargado, de una sola calle, pintoresco y con algunas casas solariegas. En un montículo junto al pueblo permanecen las ruinas de su castillo, considerado el último bastión del Reino de Navarra que resistió a las tropas castellanas antes de perder su independencia y ser anexionado a Castilla. Aprovecho la travesía de la población para parar a tomar un café.

Los siguientes nueve kilómetros voy recorriendo el valle del Baztan en dirección a su capital, Elizondo, mientras sigue lloviendo. La mayoría del recorrido se hace por pistas y caminos que van uniendo unos pueblos con otros, excepto algún tramo de asfalto en las cercanías de las poblaciones.

Se intuye que por donde va el Camino de Santiago se trata de los mismos caminos que han unido ancestralmente unos pueblos con otros, porque hay tramos que conservan el empedrado original.
A menudo tendemos a pensar, cuando vemos este tipo de calzada antigua, que se trata de restos de vías romanas, pero en realidad, hasta el nacimiento del automóvil a finales del siglo XIX, los caminos que unían los pueblos y por los que se circulaba en carro, a pie o a caballo, eran así, por lo que tanto pueden tener origen romano como medieval, o ser tan “modernos” como del siglo XVII o XVIII.

Otro elemento ancestral son las lajas de piedra verticales delimitando las lindes de las parcelas, como suele verse a menudo en Asturias y Galicia. Aquí están hechas con la misma piedra rosácea o rojiza que se utiliza en la construcción de las casas por ser abundante en la zona.

El entorno es precioso. Atravieso Urrasun, Ordoqui, Arizcun y Elbete. En todos ellos las casas conservan la arquitectura tradicional, sin apenas ninguna construcción discordante. A la entrada de Urrasun se pasa junto a la Ermita de Santiago, restaurada en los últimos años en paralelo a la recuperación del Camino.

Desde Ordoqui voy siguiendo el curso del río Baztan. Este río tiene la particularidad de que cuando abandona el valle cambia de nombre y pasa a ser el Bidasoa, el caudaloso río que desemboca entre Hondarribia y Hendaya marcando la frontera entre España y Francia.

Llego así a Elizondo, la principal población del Baztan. En su centro abundan las mansiones y palacetes, tanto construidas por la nobleza local como por indianos regresados de América habiendo hecho fortuna. Junto a la plaza de los Fueros, en la que se ubica el ayuntamiento, paro a comer unos pinchos en un bar, donde coincido con algunos excursionistas que no están siguiendo el Camino de Santiago sino el GR11, la travesía transpirenaica, que también pasa por aquí. Una ruta que, si todo va bien, iniciaré dentro de un par de meses…

Tras cruzar la población por sus pintorescas calles, la abandono cruzando un puente sobre el río Baztan.

Luego continúo recorriendo el valle, de nuevo uniendo pequeñas poblaciones combinando tramos de antiguos caminos con otros de carretera, aunque ahora predominan más los de asfalto. Poco antes de pasar por Irurita cruzo por última vez el río Baztan, ya que a partir de aquí empiezo a alejarme del fondo del valle. Después de todo el día lloviendo, por primera vez llevo un rato largo de tregua e incluso empieza a hacer algo de calor.

Irurita destaca, de nuevo, por tener algunas casas solariegas y palacetes impresionantes. Sorprende la cantidad de construcciones de este tipo que se levantan en todas las poblaciones del Baztan.

Luego empiezo a ascender, alejándome del fondo del valle. En el siguiente núcleo, Zigaurre, veo de nuevo alguna casa señorial. Sigo remontando y paso por Ziga. Ahora que ha dejado de llover y que además estoy ascendiendo, puedo contemplar imágenes del verdor del valle del Baztan desde lo alto, algo que no había podido ver el resto del día por estar cubierto de nubes. En estos kilómetros predomina el asfalto, aunque hay algunos tramos de sendero y, aunque el ascenso es constante, la pendiente es moderada.

Cruzo Berroeta, otra precioso aldea, y un par de kilómetros después Almándoz, el último pueblo del valle del Baztan por el que pasaré. Se confirma una vez más que en cualquier pequeña aldea se erigen algunas casas señoriales impresionantes. Entre estas dos poblaciones se circula por un sendero estrecho, embarrado e invadido por la maleza, pero de vez en cuando emergen restos del antiguo empedrado, lo que denota que antaño fue una calzada.

Desde Almándoz se inicia el ascenso más duro de este Camino, el del puerto de Belate, el que separa el Valle del Batzan del Valle de Ultzama, aunque hoy solo haré una parte. Por pistas y senderos a través de un hayedo impresionante asciendo unos 300 metros de desnivel en tres kilómetros hasta que el camino desemboca en una carretera en la que hay un pequeño hotel, la Venta de San Blas, en la que acabo esta etapa.

Balance del día: 36,9 km y 1.277 m de desnivel positivo acumulado.
Puedes obtener el track en Wikiloc aquí y ver el recorrido realizado en esta animación: