Vía de la Plata, día 16, de Oliveiroa a Muxía y Fisterra (12/04/2014)

Para ser la última etapa y, teóricamente, una simple propina sobre el objetivo principal que era llegar a Santiago, me ha acabado saliendo una de las jornadas más agotadoras de todo el Camino desde que empecé en Sevilla. La cabeza influye mucho en estas cosas y, probablemente, una vez alcanzada una meta es más difícil mantener el mismo grado de motivación y hoy se resistía al duro esfuerzo del día.

Poco después de salir de Oliveiroa paso el Alto do Hospital donde un mojón un poco decrépito indica la división del Camino en dos, dirección Muxía o dirección Fisterra. Yo enfilo hacia Muxía por un recorrido puramente gallego con sus pequeñas aldeas, bosques, cultivos…

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En San Martiño de Ozón se pasa junto a uno de los mayores hórreos de toda Galicia. Mide 27 metros y se sustenta sobre 22 pares de píes.

Más adelante se produce uno de los primeros momentos emocionantes del día cuando por fin se ve… ¡el mar! No deja de ser chocante después de tantos y tantos kilómetros recorridos por el interior llegar a la costa. Antes de Muxía se circula incluso en un tramo por una pasarela de madera sobre la playa de Espiñeirido.

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Un despiste poco antes de Muxía me hace ir en dirección contraria. Cuando me doy cuenta llevo casi cinco kilómetros, no precisamente planos, que he tenido que retroceder. Estos han dolido, que a estas alturas ni las piernas ni la cabeza están para regalitos…

Finalmente he llegado a Muxía y su Santuario de la Virgen de la Barca (Santuario de A Virxe da Barca). El nombre hace referencia a la leyenda según la cual la Virgen María se apareció en este lugar, subida en una barca de piedra, al Apóstol Santiago para animarle en su predicación. Cada año, en septiembre, se celebra una romería multitudinaria. También junto al Santuario se levanta un monumento formado por una piedra partida en dos y bautizado como «A Ferida», la herida, levantado en memoria de la catástrofe del petrolero Prestige que tan brutalmente «hirió» la Costa da Morte.

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En la madrugada del día de Navidad de 2013, la caída de un rayo causó un incendio que destruyo gran parte del Santuario. Por eso actualmente no se puede acceder al interior ya que está siendo restaurado.

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Con un primer objetivo cumplido prosigo camino hacia Fisterra. La salida de Muxía es dura, con un subidón impresionante hasta el lugar denominado Facho de Lourido. Un «facho» es algo así como una atalaya desde la que se encendían hogueras para avisar de algún peligro. En definitiva un lugar elevado, lo cual significa subir de nivel del mar a los 269 m del Facho de Lourido en pocos kilómetros. Después prosiguen los sube y baja por caminos, casi siempre por el interior y algunas veces acercándose a la costa como en la Playa de Lires.

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En todo este tramo la ruta está señalizada para ser seguida en cualquiera de los dos sentidos, de Muxía a Fisterra, como hago yo, o en sentido contrario.

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Y finalmente, ahora si, Fisterra, el Fin del Camino, el «finis terrae» de los romanos, durante siglos considerado el final del mundo… Lo habitual una vez aquí es acomodarse en el albergue elegido en el pueblo de Fisterra y después recorrer los últimos dos o tres kilómetros hasta el faro, es decir hasta la punta del Cabo, al atardecer, para ver la puesta de sol.

Eso hago yo y, ya sin bici, recorro a píe la distancia hasta el faro. En él hay el mojón jacobeo con el kilómetro 0,00. Emociona verlo cuando has hecho mas de 1000 km para llegar hasta aquí… Otros peregrinos o simples turistas se disponen a esperar el espectáculo de la puesta del sol en este lugar mágico. Se sabe que pueblos anteriores a los romanos ya adoraban el sol en este punto por el misterio que suponía verlo desaparecer en las aguas del océano creyendo que mas allá no había nada mas.

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Hoy día se sabe que el cabo Finisterre no es el punto más al oeste de la Península Ibérica y, por lo tanto, del mundo conocido por los romanos y de la Europa continental, sino que este honor recae en la Punta da Roca en Sintra, Portugal. En la propia Galicia, el cabo Touriñan, cerca de Muxía, está ligeramente mas al oeste que Finisterre. Claro que este pequeño «error» geográfico no resta un ápice a la magia del lugar.

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Una tradición peregrina en Fisterra es quemar algún objeto empleado durante el Camino, como «símbolo de purificación y de liberación de la vida anterior». Se hacían tantas hogueras que actualmente se ha prohibido encender fuego en el cabo por el peligro de provocar incendios. Aún así, siempre hay alguien que se salta la prohibición y se ven restos de ceniza por todas partes. Hoy, sin embargo, hay un vendaval tremendo y no he visto a nadie intentando siquiera encender un fuego.

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Último momentos de reflexión contemplando al sol esconderse bajo las aguas del Atlántico como ya se hacía hace miles de años. Recuerdos de los momentos vividos, las personas con las que he compartido unos momentos, una cena en un albergue, una charla en un bar… los momentos duros, los paisajes espectaculares, las pruebas superadas…

Se dice que si el Camino Francés es la «educación obligatoria», la Vía de la Plata es el «doctorado» de los Caminos a Santiago. Quizás es exagerada la comparación y la diferencia no sea tan grande pero ciertamente es una experiencia bastante mas dura. No es porque sean mas kilómetros sino muy especialmente por las circunstancias de la Vía de la Plata: mucha menos gente, menos servicios (bares, albergues…), mas soledad… Puedes pasar horas sin ver a nadie, completamente solo atravesando dehesas, montañas… Eso puede atraer a algunas personas pero puede ser difícil de soportar para otras. Es cuestión de carácter. Si empiezas a pensar en todo lo que podría pasar (una avería en la bici que no sepas solucionar, una caída, perderse o, en el caso de un caminante, una simple torcedura de tobillo…) y en lo que tardaría en encontrarte alguien… probablemente el miedo te paralizaría. Lo cierto es que es raro hablar con alguien que esté haciendo la Vía de la Plata y que no haya hecho antes otros Caminos, como mínimo el Francés y a veces otros menos populares como el del Norte, el Portugués, el Primitivo… También he encontrado mucha mas gente viajando en solitario que el año pasado en el Francés. Creo que este Camino atrae más a quien busca la soledad. De hecho, en una charla con las hospitaleras voluntarias del albergue de Zamora (hospitaleros y hospitaleras son los que cuidan de los albergues), me comentaban que hablan cada día con la gente que pasa y que muchos tienen historias duras detrás, se han puesto en Camino para superar alguna mala experiencia, para olvidar alguna desgracia, etc.

En fin, mañana por la mañana tomo el autobús a Santiago y por la noche el avión a Barcelona. Esta puesta de sol ha sido el broche de oro a esta pequeña aventura. Ya tengo en mente un nuevo proyecto para el próximo año… pero eso será otra historia. Si alguien se anima siguiendo mi relato, suerte y ¡buen camino!

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Balance del día: 76,3 km y 1.498 m de desnivel acumulado.

Balance total desde Sevilla: 1.188 km y 16.095 m de desnivel positivo acumulado en 16 días.

Y un último dato, he hecho 1.331 fotos, una media de una foto cada 893 metros… Probablemente por eso he de viajar solo, ¿quien resistiría tantas interrupciones?

3 comentarios sobre “Vía de la Plata, día 16, de Oliveiroa a Muxía y Fisterra (12/04/2014)

  1. La última foto es para enmarcarla. Felicidades campeón. Nos has emocionado. Buena vuelta. Tus papis

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