A seis kilómetros de Borja se pasa por el Santuario de la Misericordia. El camino para llegar tiene algunas fuertes rampas, especialmente al final, y en parte del trayecto se circula entre viñedos de los que se producen los vinos de la denominación de origen Campo de Borja.

Este Santuario se hizo popularmente conocido en agosto de 2012 por el intento de restauración bastante chapucero que se hizo de un Ecce Homo, un cuadro con la cara de Cristo. Tras la polémica se le dio la vuelta a la situación y ahora el cuadro es un reclamo turístico que atrae muchos más visitantes de los que venían cuando era una obra desconocida y poco importante. Hoy cuando paso por allí el Santuario está cerrado y no puedo verlo.

A poca distancia del Santuario pero subiendo una fuerte rampa y algunos tramos de escaleras se llega a la Ermita del Calvario. Es una ermita extraña, con una forma redondeada poco habitual para este tipo de construcciones y que más bien parece una torre de defensa.

Desde allí el camino a Santiago sigue, sin perder excesiva altura, por una pista forestal que a través de un pinar primero y de un encinar después lleva hacia un enorme campo de aerogeneradores. Mientras asciendo voy pasando algunos molinos y una vez arriba se circula entre muchos más por el cordal de la montaña.

La pista desemboca en una carretera por la que unos cientos de metros después se llega a un collado en el que hay un mirador, el Balcón de El Buste, con una amplia perspectiva de la zona a la que he de dirigirme. Luego desciendo rápidamente por esa misma carretera hasta el pequeño núcleo de El Buste.

Justo en la entrada del pueblo abandono la carretera por un sendero. En éste y en varios tramos de los siguientes kilómetros los caminos a menudo están tan invadidos por la maleza que cuesta circular por ellos. Pasando como puedo y combinando senderos y pistas asciendo a un pequeño alto y después de un largo descenso de varios kilómetros entro en Tarazona.

Tarazona tiene un bonito casco histórico con diversas muestras de arquitectura mudéjar, que como el resto del mudéjar aragonés está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pero además es la primera población con servicios que paso desde que he salido de Borja unas horas antes por lo que en cuanto entro en la parte antigua busco un bar donde comerme un pincho de tortilla.

Unos kilómetros agradables por un sendero siguiendo un río me llevan a Los Fayos, el último municipio de Aragón por el que pasaré en este camino. El pueblo está situado al pie de un acantilado rocoso y muy cerca de otra enorme pared artificial, la presa del embalse del río Val, a lo alto de la cual hay que subir por una carretera con fuerte pendiente.

Una vez arriba se toma una pista que va resiguiendo todo el perímetro del pantano hasta alcanzar su cola.

Finalizado el recorrido por el embalse se continúa remontando el mismo río por un sendero a través de un barranco, el Cañón del Val.

Es un tramo precioso de unos seis kilómetros que como casi todo el resto de la etapa va ascendiendo constantemente pero de forma suave. Todo el día estoy remontando desde el valle del Ebro hacia la Meseta y al final saldrán más de 1.000 metros de desnivel positivo pero no hay la impresión en ningún momento de estar subiendo un puerto.

Cerca del final se pasa junto a la Cascada del Pozo de las Truchas y poco después hay que remontar un largo tramo de escaleras, un pequeño peaje a pagar por visitar esta maravilla. Durante el recorrido he pasado en algún momento el límite entre las provincias de Zaragoza y Soria y he entrado, por lo tanto, en Castilla y León.

Cuando acaba el Cañón ya solo quedan tres o cuatro kilómetros para entrar en Ágreda donde finalizo esta etapa.

Balance del día: 55,9 km y 1.104 m de desnivel positivo acumulado.
Puedes obtener el track en Wikiloc aquí y ver el recorrido realizado en esta animación: