Diez kilómetros de carril bici me alejan de la ciudad de Soria facilitando el cruce de una zona industrial que hay a la salida y internándome después en el monte Valonsadero, una zona forestal a las afueras de la capital. Antes de abandonar el casco urbano me encuentro dos peregrinos a pie, un norteamericano y un catalán que empezaron por separado su camino en Barcelona y se conocieron en Candasnos, en la zona de los Monegros.

Cuándo termina el carril bici junto al centro de interpretación del parque de Valonsadero la travesía de esta bonita zona forestal continúa por caminos con la única compañia de algunas vacas y caballos.

Al final del parque llego a Pedrajas, un núcleo de casas de piedra cuyas calles son un museo de esculturas al aire libre en el que se exponen catorce obras de diversos materiales.

Después tomo una pista agrícola entre campos y granjas que me lleva a Cidones, pequeño núcleo que cruzo buscando infructuosamente un bar abierto antes de continuar por un sendero a través de un robledal.

Cuando salgo del robledal paso cerca de un par de pueblos sin llegar a entrar. Entre el primero, Villaverde del Monte, y el segundo, Herreros, se circula por caminos que atraviesan grandes fincas ganaderas que recuerdan las dehesas.

Luego por una carreterita asfaltada bajo hasta el pantano de la Cuerda del Pozo y lo bordeo a una cierta distancia. Es un pequeño embalse que regula el río Duero en su cabecera.

Finalizado el embalse la carretera se convierte primero en una pista y después en un sendero que atravesando un pinar me acaba llevando a Abejar donde paro a desayunar. Antes de llegar hay un tramo por un campo encharcado en el que acabo hundiendo los dos pies hasta el tobillo en el barro.
A la salida del pueblo se pasa por el Santuario de la Virgen del Camino y muy cerca se toma la vía verde Santander-Mediterráneo. Esta línea de ferrocarril, proyectada a finales del siglo XIX para unir los puertos de Santander y Valencia, nunca llegó a concluirse pero sí estuvieron en funcionamiento durante cincuenta años diversos tramos intermedios. Por motivos diversos la línea se cerró en 1985 y ahora se está reconvirtiendo en una via verde para la circulación a pie o en bicicleta. Hasta hace muy poco aquí todavía había las vías abandonadas y el Camino de Santiago estaba señalizado por otras pistas y senderos cercanos pero recientemente se ha inaugurado este nuevo tramo de vía verde y ahora las flechas amarillas envían por ahí.

En total recorreré unos 25 kilómetros por la vía verde. Siete después de empezar se pasa por el Santuario de la Blanca junto al que hay una fuente donde paro a descansar un rato. Estando allí he visto pasar un tándem eléctrico (una bici doble). Luego he coincidido con ellos y son una pareja de Tarragona haciendo una ruta de tres días por la vía verde. Durante el recorrido se pueden ver también las antiguas estaciones del ferrocarril, medio en ruinas, mientras casi todo el tiempo se atraviesa un enorme pinar.
Es una forma cómoda y fácil de avanzar, tanto que llega a ser algo monótona, pero se agradece tener una etapa tranquila por una vez.

La vía verde llega hasta San Leonardo de Yagüe, donde finalizaré la etapa, pero cuatro kilómetros antes la señalización del Camino de Santiago se desvía de este cómodo paseo y me lleva por un sendero a través del pinar hasta Navaleno. Cruzo este pueblo y poco después vuelvo a incorporarme a la vía verde ya cerca de la entrada de San Leonardo de Yagüe.

En estos últimos metros hay una serie de paneles informativos que indican que en este tramo de vía y en la estación de tren de San Leonardo se rodó en 1965 la película Doctor Zhivago, galardonada con cinco premios Óscar.
Y en la Muy Noble y Leal Villa San Leonardo de Yagüe, como promocionan el pueblo por aquí, termino una etapa más de mi Muy Cansado y Bien Bonito Camino de Santiago.

Balance del día: 66,6 km y 562 m de desnivel positivo acumulado.
Puedes obtener el track en Wikiloc aquí y ver el recorrido realizado en esta animación:
Vaya crack! Y qué broma más graciosa 🤪🤪
Je, je 🤣