Camino del Cid-La conquista de Valencia en BTT. Día 3, de Olba a Navajas (04/01/2023)

Seis kilómetros por carretera me llevan hasta La Puebla de Arenoso, emplazada en un montículo sobre el embalse de Arenós. Habitualmente es la localidad que se propone como fin de la etapa anterior pero actualmente no hay ningún alojamiento posible y por eso decidí terminarla en Olba. En este tramo he pasado el límite entre las provincias de Teruel y Castellón y por lo tanto entre Aragón y la Comunidad Valenciana.

Después, la ruta prosigue por carretera durante los siguientes ocho kilómetros, la mayoría de ellos en ascenso remontando por la ladera de la montaña y alejándome de la orilla del embalse. Cuando empieza el descenso, poco antes de llegar al pueblo de Los Calpes, se abandona por fin el asfalto por una pista forestal.

La pista desciende bruscamente a través de un pinar hasta el fondo del valle donde, tras cruzar un pequeño riachuelo conocido como el Barranco de la Maimona, vuelve a remontar por la ladera contraria igual de abruptamente. Junto al riachuelo, donde todavía no han llegado los rayos del sol de esta mañana invernal, hace muchísimo frío y la hierba a mi alrededor está cubierta de escarcha.

La pista de tierra continúa ascendiendo con algunos momentos de fuerte pendiente hasta un punto en el que se abandona por un sendero. Aquí empieza el recorrido por los llamados cortados de La Maimona, una senda colgada en la pared del acantilado. El recorrido son algo menos de tres kilómetros y son espectaculares.

En ningún momento hay sensación de peligro pero hay tramos en los que es mejor no jugársela y desmontar de la bicicleta, tanto por la dificultad del terreno como por las consecuencias de una posible caída.

Cuando termina el barranco el sendero continua igual de complicado mientras va descendiendo hacia Montanejos, a la que se llega desde lo alto. Montanejos es una localidad turística conocida por sus aguas termales pero en esta época no encuentro ningún bar abierto en el que tengan nada de comer y lo máximo que consigo en uno es que me preparen un café con leche.

Si he llegado a Montanejos descendiendo, para salir he de ascender por el lado contrario. Primero por una pista cementada con fuerte pendiente que llega hasta un camping y a partir de ahí por una pista forestal que subiendo y bajando constantemente, más subiendo que bajando, va circulando por un frondoso pinar. Al final desciendo hasta otro valle, los pinos dejan paso a los primeros olivos y llego a la siguiente población, Montán.

De nuevo no hay ni un solo bar o tienda abiertos, así que me como un plátano y cuatro galletas que llevaba y sigo mi camino. Al menos he podido rellenar la botella de agua en una fuente.

A partir de Montán se inicia el mayor ascenso de todo el Camino del Cid, salvándose 545 metros de desnivel en menos de siete kilómetros. Primero por una carretera asfaltada, después por una pista cementada y finalmente por un camino de tierra, se va ganado altura sin descanso, con algunos tramos de mucha pendiente que me han hecho descender de la bicicleta y arrastrarla a pie ya que mis fuerzas no daban para más.

Todas estas montañas que atravieso forman parte de la Sierra de la Espina, que a su vez se integra en el Sistema Ibérico, el conjunto de sistemas montañosos que separan la Meseta de la Depresión del Ebro.

La ascensión termina en el Alto de Pino Rey donde paro a descansar un rato y a recuperar fuerzas con un gel energético. Generalmente no soy muy fan de las barritas o geles energéticos, prefiero energizarme con un pincho de tortilla de patatas, pero siempre llevo alguno en estos viajes para situaciones de emergencia y hoy ha sido el caso…

Luego un rápido descenso por una pista pedregosa me lleva hasta el fondo de un valle en el que hay un par de explotaciones ganaderas. Una vez cruzado el valle hay que salir de él remontando por la ladera opuesta, otra pequeña subida no comparable con la anterior pero que va sumando metros al cansancio del día. Finalmente culmino otro pequeño alto desde el que ya en descenso llego al Mas de Noguera, una granja que ofrece alojamiento, educación ambiental, colonias infantiles y muchas otras actividades.

Desde la granja una rampa asfaltada me sube hasta el alto del Mas del Bravo. Sí, hoy es un día de subir y subir constantemente… Afortunadamente, una vez arriba se inicia un descenso por un divertido sendero entre arbustos mediterráneos.

Este tramo ha resultado ser uno de los más interesantes del día. Un sendero bonito y fácil a través de un paisaje precioso. Finalmente desemboca en una pista más ancha que me acaba llevando hasta Caudiel.

En Caudiel una vez más todos los bares están cerrados, pero encuentro una pequeña tienda de alimentación en la que puedo finalmente comprar algo. Así que aprovecho una de las terrazas de los muchos bares cerrados para reponer fuerzas con unos frutos secos, un aquarius y un par de plátanos.

Eran cerca de las seis de la tarde y aún me quedaban quince kilómetros. Siendo invierno faltaba poco para ponerse el sol por lo que sabía que se me haría de noche. Afortunadamente el resto de la etapa era fácil ya que en Caudiel se toma la Vía Verde de Ojos Negros, la misma que dejé hace un par de días en La Puebla de Valverde, y en descenso casi constante recorro velozmente mientras va poniéndose el sol el tramo que me queda hasta Navajas, donde finalizo la etapa.

Balance del día: 66,7 km con 1.587 m de desnivel positivo acumulado.

Y aquí el enlace al track en Wikiloc.

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