Los primeros 10 km del día no tienen una gran complicación. Por pistas y senderos avanzamos siguiendo el valle del Río Aragón. Una característica de todo el Camino Aragonés es que, si se siguen estrictamente las flechas amarillas como hacemos nosotros, se circula mayoritariamente por senderos estrechos. Además, las veces en las que la ruta pasa por pistas agrícolas o forestales generalmente el firme no es liso sino pedregoso y roto, haciendo más lenta la circulación con la bici.
Después de Santa Cília de Jaca el sendero cruza un bosque donde los peregrinos han ido dejando montones de piedras que lo convierten en un lugar con un aire mágico.
Tras pasar Puente la Reina de Jaca (no confundir con el otro Puente la Reina en Navarra, donde acaba la Variante Aragonesa, la reina tenía muchos puentes…), empieza uno de los platos fuertes del día, la ascensión a Arrés. El primer kilómetro es duro, por un sendero pedregoso que nos obliga a arrastrar la bici en algunos tramos. Después la pendiente se suaviza y durante un par de kilómetros se circula por la ladera de la montaña ganando suavemente altura respecto al fondo del valle.
El sendero continúa, siempre por la ladera de la montaña, hasta que al doblar un recodo aparece al fondo el pueblo. La llegada es espectacular. Todo el camino a Arrés ha sido duro pero precioso.
Desde la parte alta del pueblo, junto al bar donde paramos a desayunar, un mirador nos ofrece esta vista del valle con las cimas pirenaicas como telón de fondo. La señora del bar nos ha dicho que se ve Somport… Por ahí debe estar pero mi vista no da para tanto…
El descenso del pueblo es tan brusco como el ascenso. 500 metros de trialera y ya estamos en el fondo del valle.
Los siguientes 25 km siguen la misma tónica de combinar pistas y senderos y algún tramo muy corto de asfalto. El terreno es difícil y el paisaje generalmente precioso.
Van pasando las horas y empezamos a tener hambre pero no pasamos por ningún sitio en el que haya un bar o una tienda. El Camino pasa cerca de algunos pueblos pero no llega a entrar en ninguno de ellos. En algunos tramos las colinas de arenisca erosionadas por el agua y el viento forman un paisaje curioso.
Muchos de los senderos que pasamos están completamente invadidos por la vegetación. Algunas veces ni siquiera se ve el suelo y hay que intuir por donde continúa. Y la consecuencia es que tenemos las piernas y los brazos llenos de arañazos. Por fin, después de una preciosa zona de bosque llegamos a Ruesta, un pueblo abandonado en el que solo se ha restaurado una casa que hace de albergue y además tiene bar. Sin embargo decidimos no parar porque leemos en una guía que al descender del pueblo se llega a un camping donde también hay un bar. Nos veíamos comiendo un bocata en el camping con una bebida bien fría en la mano mientras nos bañábamos en el río… Con el calor que hacía parecía un plan perfecto así que allá vamos…
Un rápido descenso y llegamos a la zona del supuesto camping para descubrir que no hay nada. Un momento después encontramos unas personas en un campo y nos explican que como esta zona está afectada por la ampliación del embalse de Yesa, que lo inundará todo, el camping ya ha sido cerrado. Miramos al pueblo del que acabamos de bajar y no apetece nada volver a subir… así que muertos de hambre, de sed, de calor y de cansancio decidimos seguir hasta el siguiente pueblo que está a 12 km.
El pequeño inconveniente es que en esos doce kilómetros hay que subir a un alto, el Alto de Cabañera. Son 6 km de ascenso por una pista de piedra blanquecina que deslumbra con el sol de las tres de la tarde, aumentando la sensación de calor. Y sin una mísera sombra. Creo que nunca me había costado tanto una subida en bicicleta, ha sido durísimo. Tras el alto afortunadamente empiezan las bajadas aunque combinadas con algún repecho de subida hasta que finalmente entramos en Undués de Lerda. Nada más entrar al pueblo se pasa por un antiguo lavadero donde nos hemos remojado completamente. El calor era sofocante.
Ya más descansados solo nos quedan los últimos 11 km del día, casi todos en bajada, para llegar a Sangüesa, donde dormiremos hoy. En este último tramo cruzamos el límite entre Aragón y Navarra.
Balance del día: 77,8 km y 1150 m de desnivel positivo acumulado
Si a ti te costó la subida, debe de ser como el Turmalet!!!
Je, je, gracias por la confianza pero esta vez estaba un poco desentrenado…