Salimos sobre las seis, una hora y media antes de que amanezca, porque queremos llegar a Santiago lo antes posible. Siempre hay nervios el último día. El itinerario no es muy importante, solo son kilómetros que se interponen entre nosotros y la meta y que no hay manera de que pasen. Se hacen muy largos.
Hay algunos obstáculos que salvar, pequeños altos como el de Lavacolla o el de San Marcos, hasta que llegamos al Monte do Gozo, el monte desde el que ya se ve la ciudad a nuestros pies. Allí nos reagrupamos los Cachopos para bajar juntos a Santiago, pero antes, junto al monumento conmemorativo de la visita del Papa Juan Pablo II en 1992, nos hacemos una foto de grupo.
La entrada a la ciudad se hace siempre interminable. Hay que pasar varias rotondas y puentes que salvan un par de autovías y las vías del tren. Después empieza el casco urbano y finalmente llegamos al cartel que marca la entrada a la ciudad. Otro hito más…
Aún no está hecho, falta una larga travesía por la zona moderna hasta entrar en el Casco Histórico atravesando la Porta do Camiño, ¿cuál si no? Ahora sí que el corazón se desboca. Cada uno contiene las emociones como puede hasta que al acercarse a las escaleras que descienden a la Plaza del Obradoiro empieza a oírse al gaitero que está siempre allá apostado. Es difícil describir el momento en que bajas las escaleras oyendo al gaitero tocar… Ni el más insensible puede evitar soltar alguna lagrimilla.
Y al fin la plaza, kilómetro cero de los Caminos a Santiago. Podéis pensar que siendo el cuarto Camino que termino aquí la emoción ya no será la misma. De hecho, yo mismo no sabía si esta vez lo viviría de una forma menos intensa que las otras. Pero no, uno no se insensibiliza, cada Camino es diferente y siempre emociona llegar a la meta. El primero porque era el primero, el segundo porque había hecho más de mil kilómetros y había costado un gran esfuerzo por la lluvia y el barro, el tercero porque lo hice con mi hija Blanca y éste porque es el primero a pie y porque empecé solo y llego rodeado de amigos. Cada uno es especial.
Y si los reincidentes nos emocionamos, ¿qué decir de los que lo viven por primera vez? Por mucho que les hayamos explicado, por mucho que se lo hayan podido imaginar, el momento es tan intenso que casi nadie puede evitar derramar alguna lágrima… Hay que vivirlo para entenderlo.
Abrazos, fotos, saludos a otros con los que hemos coincidido en el Primitivo y van apareciendo por la plaza, más fotos, más abrazos…
Repuestos de tanta emoción, hay toda una serie de «trámites» a cumplir al llegar a Santiago: lo primero de todo dejar la mochila en una consigna. A continuación visita a la Catedral, donde a las 12 se celebra la misa del peregrino que, independientemente del sentimiento religioso de cada uno, es bonita de ver porque es un último homenaje a los que hemos llegado hasta aquí con tanto esfuerzo y, además, algunos días, como ha sido el caso de hoy, permite ver el botafumeiro en acción. El botafumeiro es un enorme recipiente de metro y medio de altura y más de 50 kg de peso que se hace oscilar como un péndulo sobre la catedral para repartir humo de incienso. En su origen servía para eliminar los olores de la catedral en la que en la antigüedad los peregrinos incluso dormían dentro. No hay más que visitar un albergue actual de peregrinos para entender el pestazo que debía hacer allí dentro…
Después, recogida de la credencial en la oficina del peregrino y una última comida juntos. Brindis y más brindis y una tarde de despedidas de los que durante doce días hemos caminado juntos: Josu, Gemma, Julia, Jesús, Elena, Diego, Jorge, Dani, Miguel Ángel, Ilde, Pekka y tantos otros. Gracias por todo y ¡Buen Camino!
Balance del día: 20,4 km y 179 m de desnivel positivo acumulado.
Balance total desde Oviedo: 321,3 km y 6082 m de desnivel positivo acumulado.
Felicidades!
Muchas gracias!!
me alegro muchísimo por tii!! no dejes nunca de hacer esto que tanto te gusta. daría lo que fuera por repetir, así que tienes mucha suerte. te quiero!!
Muchísimas gracias cariño, estoy seguro que un día haremos otro Camino juntos, a pie o en bici. Te he echado mucho de menos esta vez. Te quiero !
Enhorabuena Juan Ramón por este Camino, está vez andando. Hasta hoy, que es fiesta, no he podido terminar de leer tu crónica. Muchas gracias por compartir tu experiencia y darnos, a los que nos gustan estas aventurillas, una sana envidia. Estoy preparando información de este Camino para hacerlo en bici desde Irún. A ver si lo podemos hacer el año que viene
Buen Camino
Gracias José Antonio, es un Camino muy chulo, algún día lo repetiré en bici. Suerte en tu próximo reto!