Caminos del Salvador y Primitivo: día 3, de Oviedo a Bodenaya (31/08/2019)

El día en Oviedo se levanta ligeramente lluvioso, esa fina lluvia que en algunos lugares llaman un calabobos. Desayunamos en un bar y enseguida abandonamos la ciudad por una pista asfaltada que pronto se convierte en un camino rural. Como ayer al entrar en Oviedo, es sorprendente lo rápido que pasamos del ajetreo de la urbe al campo, sin ver los suburbios o las zonas industriales que rodean habitualmente las grandes ciudades.

Pasamos pequeños núcleos como San Lázaro de Paniceres y Loriana y empezamos a experimentar los espectaculares caminos y senderos del Primitivo, entre bosques preciosos envueltos en la niebla.

En comparación con lo vivido en el Camino del Salvador aquí el terreno es muy, muy cómodo. Al final del día habremos ido sobre la bici el 99% del recorrido, prácticamente todo es ciclable, y eso se agradece después de los dos días anteriores.

Así llegamos a Grado, donde tras comer algo empezamos una dura subida al Alto de El Fresno. Hemos coincidido con otras 3 o 4 bicicletas y todos ibamos con la lengua fuera subiendo unas rampas inhumanas. Hoy, por cierto, hemos visto muchos peregrinos a píe y algunos en bici. Creo que antes de salir de Oviedo ya habíamos adelantado a más caminantes que los que nos habíamos cruzado en los dos días por El Salvador.

Tanto en la subida como en la bajada del Alto de El Fresno seguimos circulando por bosques que parecen sacados de un cuento de hadas, con árboles y piedras cubiertos de musgo.

Pasamos Cornellana, una población con un enorme monasterio casi en ruinas, y seguimos mayoritaríamente por senderos, a veces embarrados, por el bosque. El cielo ha continuado cubierto todo el día pero la lluvia no ha ido a más y nos ha respetado hasta el final de la etapa.

La última población importante que cruzaremos hoy es Salas. Desde allí quedan 10 kilómetros de durísima subida, que nos ha costado horrores con el esfuerzo acumulado, hasta Bodenaya, donde nos alojamos en el albergue de David y Celia. Este albergue, en el que ya me alojé en mi camino a pie de 2016, conserva todo el espíritu original del Camino de Santiago. Te acojen en su casa como si fueras un amigo, preparan cena y desayuno comunitarios y crean una atmósfera especial que convierte la estancia en una experiencia que no hay que perderse, y que quería que Pol conociera para ayudarle a entender mejor la magia del Camino, ¡gracias David y Celia por ser de esas personas que hacen del Mundo un lugar mejor!

Balance del día: 58,4 km y 1.748 m de desnivel acumulados.

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