Se abandona Roda de Ter cruzando el Pont Vell sobre el río que da nombre al municipio. Este puente, de origen medieval, ha sufrido numerosas reformas y reconstrucciones en su dilatada historia, y en una de ellas en 1876 se le añadió la doble fila de arcadas sobre los arcos originales que le confiere una imagen singular, como si se hubiera construido un puente sobre otro puente. Una segunda curiosidad del Pont Vell es la existencia, ya desde el siglo XIV, de una iglesia en cada uno de sus extremos.

Una vez cruzado el puente se gira a la izquierda y siguiendo las indicaciones se abandona en breve la población para enlazar con el itinerario del Camí Ral. A partir de ahí los primeros 7 kilómetros de la etapa transcurren por pistas agrícolas entre campos y granjas de bovino y porcino. El terreno es bastante plano y no presenta ninguna dificultad así que se avanza rápido hacia Vic.

El paso de otro río, el Gurri, marca la entrada al término municipal de Vic. Para salvar este obstáculo se edificó en el siglo XIV un puente de cinco arcos que ha perdurado hasta nuestros días y es conocido como el Pont d’en Bruguer, por el que cruzamos también en nuestra ruta. Después nos quedan aún un par de kilómetros hasta alcanzar las primeras casas de la ciudad.

El inicio del recorrido por la ciudad es un poco confuso. Una flecha amarilla nos dirige hacia la calle Sant Jordi pero después dejo de ver más indicaciones. Cuando pensaba que me había liado, una vieira incrustada en la acera me confirma que estoy siguiendo la ruta correcta y poco después llego a la Plaza de la Divina Pastora en la que hay un panel informativo del Camí de Sant Jaume, el Camí Ral y otras rutas de largo recorrido que pasan por Vic. Esta plaza marca también la transición entre la parte moderna de la ciudad y el casco antiguo de traza medieval.
Desde la plaza avanzo por la calle Santa Joaquima de Vedruna que luego cambia el nombre a Dues Soles y que a través de la parte antigua me lleva al templo romano, cerca del cual paro a desayunar en un bar.

Y siguiendo el camino enseguida se llega a la cercana plaza de la Catedral, presidida por el templo construido en una mezcla de estilos de diferentes épocas y rodeada de otros edificios singulares como el que alberga el palacio Episcopal.

El itinerario del Camí de Sant Jaume no pasa por la Plaza Mayor pero vale la pena desviarse unos minutos desde el Templo Romano o desde la Catedral para conocer esta impresionante plaza, centro neurálgico de la vida en la ciudad. Conocida también como el Mercadal, la plaza Mayor de Vic es el escenario del mercado semanal desde el siglo IX, mucho antes de que existieran las edificaciones en torno a la plaza. Dado que hoy es sábado coincido con uno de los dos días semanales de mercado (que se celebra también los martes) y no deja de ser sorprendente pensar que desde hace nada menos que mil años se repite semana tras semana la misma estampa de los pageses, artesanos y comerciantes de los alrededores ofreciendo sus productos.

Al abandonar la parte antigua de Vic la ruta continúa por un parque a la orilla del río Meder. No veo muchas indicaciones pero hay que seguir el curso del río por su orilla derecha hasta encontrar el Pont del Remei, un puente gótico de piedra por el que se cruza al otro lado, donde vuelvo a ver alguna vieira en el suelo. Seguimos paralelos al río, ahora por la orilla contraria, y enseguida pasando bajo una carretera y una vía férrea llegamos a las afueras del casco urbano y empezamos a circular por un tranquilo sendero fluvial que sigue el curso del río Meder, el mismo que hemos cruzado al salir de la ciudad.

Los siguientes kilómetros combinan pistas y senderos siempre siguiendo el río Meder, que aquí es apenas un riachuelo, unas veces circulando cerca de la orilla y otras entre los sembrados a los lados del curso fluvial.

En un punto ligeramente elevado sobre la llanura se divisa la ciudad de Vic de la que provenimos y en la distancia el altiplano del Collsacabra que cruzamos en la etapa anterior. Poco después de este punto se pasa por los alrededores de Santa Eulàlia de Riuprimer. El camino no entra en la población pero si necesitáramos un bar o tienda podríamos desviarnos unos cientos de metros para encontrarlos, ya que es la única opción de avituallamiento que hay en los aproximadamente 20 kilómetros entre Vic y el final de etapa en l’Estany. Desde aquí, aunque seguimos circulando por zonas agrícolas, el paisaje empieza a cambiar y se hace más montañoso y boscoso.

Y es que una vez cruzada la llanura de la Plana de Vic hemos de remontar una de las sierras que la limita por el oeste para salir de esta depresión natural. El cambio es perfectamente perceptible y a partir de una masía llamada Molí de la Roca empezamos la única ascensión remarcable del día por una pista forestal, asfaltada al principio y de tierra después, a través de un magnífico pinar. Es una larga subida de unos 6 kilómetros por un bosque compacto solo interrumpido de vez en cuando por algún claro con prados en los que pastan rebaños de vacas. A partir de un punto, sin ser exactamente un collado, el camino empieza a ser más llano y en pocos kilómetros nos lleva hasta el núcleo de l’Estany.

El pueblo nació alrededor del Monasterio de Santa María de l’Estany, un templo agustiniano cuyos orígenes se remontan al año 1080, y que aún hoy día ocupa majestuoso el centro de la población.

Alrededor del monasterio algunas calles de este pequeño núcleo conservan magníficas casas antiguas de piedra. Después de una vuelta rápida busco un bar donde comer algo y doy por finalizada la etapa de hoy.

Balance del día: 31,8 km con 681 m de desnivel positivo acumulado.
Tiempo en movimiento 5 h 35’ y tiempo total 7 h 21’
Puedes ver el track en Wikiloc aquí.
A este ritmo te quedas sin caminos.
Je, je… Siempre se pueden repetir…