Dejo atrás las calles empedradas de Santillana del Mar para recorrer por carreteras locales sin apenas tráfico los primeros 9 km del día hasta Cigüenza. Se pasan algunos pequeños pueblos y las enormes iglesias de San Pedro de Oreña, aislada en lo alto de un cerro, y San Martín de Tours. El paisaje es típicamente rural, con prados y vacas pastando, y poco urbanizado. En Cigüenza hay algunas casas antiguas blasonadas.

Después paso por Cóbreces, dominado por la enorme iglesia neogótica de San Pedro Ad Vincula de un estilo totalmente diferente a las habituales de la zona y junto a la cual paro a descansar un rato. Han caído algunas gotas en algún momento pero ahora hace calor. De hecho el tiempo cambiaría constantemente el resto del día hasta acabar lloviendo fuerte poco antes del final de la etapa.

Pasado Cóbreces se deja brevemente el asfalto para circular durante un par de kilómetros por una pista forestal atravesando un bosque. Lástima que pronto se vuelve al asfalto cuando la pista desemboca en una carretera local que me lleva hasta Tramalón donde hay una pequeña ermita dedicada a Santiago.

Desde aquí se desciende hasta un núcleo llamado La Iglesia, parte del municipio de Ruiloba, y que efectivamente tiene un enorme templo en su centro.

Como en las dos etapas anteriores prácticamente todo el día se circula por asfalto, a veces por andaderos paralelos a la carretera y otras por el arcén en vías locales sin tráfico. Por una de éstas llego a Concha, una aldea diminuta con una calle Mayor con casas pintorescas con sus balcones de madera tradicionales.

Sobre las 12:30 entro en Comillas, villa señorial gracias al mecenazgo del primer Marqués de Comillas que a finales del siglo XIX sufragó la construcción de varios edificios modernistas, contratando para ello a los más importantes arquitectos catalanes de la época como Gaudí y Domenec i Montaner. En el centro de la población paro en un bar a comer.

Antes de abandonar la villa se pasa junto a algunos de los edificios más famosos como el palacio de Sobrellano y su capilla-panteón adyacente o la sede de la universidad.

Salgo de Comillas y pocos kilómetros después siguiendo un andadero paralelo a una carretera cruzo por un puente la ría de la Rabia. La zona que se atraviesa a continuación forma parte del Parque Natural de Oyambre, una zona costera de marismas, playas y dunas que se extiende entre esta ría y la de San Vicente.

Los últimos kilómetros del día voy bordeando las playas de Oyambre, Gerra y Merón, frecuentadas por surfistas. El tiempo empeora y llueve fuerte durante la última media hora antes de llegar al destino.

Y por fin entro en San Vicente de la Barquera. Si en este camino en tres ocasiones desde Irún ha habido que tomar una barca para cruzar rías (en Pasai, en Laredo y en la bahía de Santander), aquí, a pesar del topónimo, no hace falta navegar ya que desde el siglo XV se construyó el larguísimo puente de la Maza para cruzar la ría de San Vicente. Y, como entonces, atravesándolo llego a esta localidad en la que terminaré la etapa en un nuevo albergue de peregrinos inaugurado hace apenas una semana.
Porque en Cantabria, en general, el tema albergues no está demasiado bien resuelto y es de agradecer que haya personas que tengan el arrojo de lanzarse a abrir uno en una localidad emblemática en la que hasta ahora no había y lo haga además como albergue “de donativo”, es decir que cada peregrino paga lo que considera. Puro espíritu del Camino, ¡gracias Erika y mucha suerte en esta aventura!

Balance del día: 36,8 km con 633 m de desnivel positivo acumulado.