Desde la salida de San Vicente de la Barquera el Camino del Norte coincide con otras indicaciones, flechas de color rojo y el símbolo de una cruz del mismo color. Se trata del Camino Lebaniego que se inicia aquí y lleva al Monasterio de Santo Toribio de Liébana donde, según la tradición cristiana, se venera el que se supone que es el mayor fragmento de la cruz de Cristo. Además desde dicho monasterio, enclavado en los Picos de Europa, también está señalizado como Camino de Santiago la continuación hacia el sur para enlazar con el Camino Francés en Mansilla de las Mulas, provincia de León. Por tanto es posible enlazar el Camino del Norte en el que estoy con el Francés a través de los Picos de Europa, siendo probablemente el Camino de Santiago más duro y montañero de todos los de la Península Ibérica. Deberes pendientes…

Pero ahora estoy siguiendo el Camino del Norte y desde que he salido del albergue llueve y así se mantendría todo el día. Poco después encuentro un cruce con dos alternativas, una de ellas por carretera y otra señalizada como “atajo por camino ganadero” que además de ser por pistas es un par de kilómetros más corta. Sin dudarlo tomo ésta y entre pastos llego a Serdio.

Pasado este pueblo una indicación marca el punto en el que se separan definitivamente el Camino Lebaniego y el del Norte y poco después llego a Pesués donde, junto al puente que cruza la ría de Tina Menor paro a tomar un café. Luego un par de kilómetros más y se llega a Unquera, el último pueblo de Cantabria, aunque antes aún da tiempo de recorrer un sendero embarrado que va paralelo a la vía del tren.

En Unquera cruzo el puente sobre el río Deva cantando a pleno pulmón “Asturias patria querida” y así de eufórico por avanzar un poco más hacía la meta entro en el Principado. Asturias me recibe con una primera subida impresionante de aproximadamente 1,7 km continuos de ascenso. Marcando territorio, que nadie crea que esto va a ser fácil. Enseguida el río Deva queda abajo en la distancia. En ese momento la lluvia había remitido un poco y con el pantalón y la chaqueta impermeables, que por muy buenos que sean nunca transpiran del todo bien, he sudado de lo lindo en esta larga rampa.

Ahora llueve realmente fuerte mientras por pistas, senderos y algún tramo de asfalto paso algunos pequeños pueblos hasta llegar a Pendueles donde busco un lugar para comer.
Decido parar en un bar que está junto a un albergue y es de los mismos propietarios y ha resultado que solo hacen comida mexicana. Ya estaba instalado así que ¡ándele!… mi primera comida en un pueblo perdido de Asturias ha consistido en unos tacos de pollo con una coronita. Un poco surrealista pero de momento el cachopo tendrá que esperar.
Precisamente en ese bar, un lugareño que parecía conocer el tema porque otros se han dirigido a él para preguntarle ha dicho que “toda la tarde agua” pero que a partir de mañana se acabó la lluvia. Veremos…

Después de comer empieza el tramo más bonito del día. El itinerario desciende hasta la cercanía de la playa de Vidiago y desde ahí sigue por la denominada Senda Costera. Realmente sólo se acerca al mar en un punto pero va relativamente cerca de la costa y de los acantilados, y de ahí el nombre. Empieza circulando por caminos que atraviesan una zona de pastos ganaderos.

Y cuando se acerca al mar es en la zona se los Bufones de Arenillas. Se trata de rocas calizas en las que hay una serie de fisuras naturales donde por acción de las mareas y el oleaje se producen chorros de agua a propulsión con un efecto parecido a un géiser además de un sonido característico, cómo un bufido, de donde les viene el nombre de “bufones”.

El camino continúa por un bosque en la ribera del río Purón, que hay que cruzar por un puente de madera, y acaba en un pequeño pueblo llamado Andrín. Han sido casi 10 kilómetros por caminos y senderos, hacía muchos días que no había un tramo tan largo sin asfalto.

Desde el pueblo, ahora ya por una carretera local, se asciende al mirador de la Boriza desde el que se ven las playas de Andrín y de Ballota y, a lo lejos entre la cortina de agua, Llanes, hacia donde me dirijo.

Sobre las seis llego por fin a Llanes agotado. Cuarenta kilómetros recorridos andando bajo la lluvia durante siete horas y media ha sido bastante duro. Espero que el paisano del bar mexicano de Pendueles acierte y mañana no haya agua…

Balance del día: 40,8 km con 697 de desnivel positivo acumulado.
Tu progresión es impresionante. Cuidate que llevas muchos km. acumulados. Un abrazo
Muchas gracias, de momento resisto bien.
jajaja cantando «Asturias patria querida» espero que hayas terminado el día con una buena sidra.
Impresionante que hayas caminado 40 km bajo la lluvia y con las subidas y bajadas asturianas. eres un crack, pero tómatelo con un poco más de calma, que Santiago no se va a mover.
Algo hay que hacer para animarse!! Gracias por los comentarios!