Después de un gran desayuno salgo del albergue de Lilian cargado de energía y preparado para afrontar una etapa difícil. En cuanto se abandona Vegadeo el camino empieza a ascender para cruzar el Monte de Parga por senderos y pistas mayoritariamente entre eucaliptos. Esta ruta se conoce como la del Estraperlo pues en alguna época fue frecuentada por contrabandistas. A estas horas todavía hay restos de la niebla matinal y cruzar el bosque solitario escuchando el canto de los pájaros y el fluir del agua en los arroyos es algo mágico.

Por una pista asfaltada desciendo del monte para cruzar Santiago de Abres, el último pueblo asturiano de este camino, y a continuación, cruzando un puente sobre el Río Eo, entro en la provincia de Lugo. No hay ni un simple cartel que lo anuncie pero estoy en Galicia, más cerca de la meta. En el primero de los mojones de la Xunta, con su siempre sorprendentes tres decimales de precisión, pone que faltan 183,371 km para Santiago.

Los primeros cinco o seis kilómetros que recorro en tierras gallegas voy siguiendo una carretera local que atraviesa zonas rurales con granjas de vacas, campos sembrados de maíz, pastos y pequeñas aldeas.

Luego se deja el asfalto para tomar una pista que avanza a través de un bosque mayoritariamente de eucaliptos. El terreno es ondulado con constantes subidas y bajadas.

Hay un tramo particularmente bonito por un sendero paralelo a un riachuelo en el que se camina entre vegetación de ribera. Después el sendero desemboca en una nueva pista que asciende fuertemente entre eucaliptos.

Así llego a Trabada, la única población con cierta entidad que pasaré en toda la etapa, pero no me detengo mucho rato y continúo tres kilómetros más avanzando por el fondo de este apacible valle rural hasta llegar a A Trapa, donde Jose, al que conocí ayer en el albergue de Vegadeo, tiene su albergue Casa Xica. La apertura hace pocos años de este albergue, que es su casa, y más tarde del de Vegadeo, han permitido que pueda recorrerse este camino histórico disponiendo de lugares para alojarse, por lo que poco a poco se va conociendo. La etapa que estoy haciendo yo hoy, Vegadeo-Mondoñedo, suele partirse habitualmente aquí, andando un día de Vegadeo a A Trapa y al siguiente hasta Mondoñedo. Yo hoy prosigo, pero antes de despedirnos nos tomamos juntos un vino.

Desde Casa Xica se inicia la subida al Alto de Os Cornos. Son un par de kilómetros de ascenso por una pista forestal. El primero es prácticamente una recta con una pendiente continua muy fuerte y con el calor que hacía en esos momentos ha costado de subir. Después se suaviza algo y entre pinos llego hasta el alto.

Una vez arriba no hay nada que indique que estamos en el punto más alto salvo una placa que señala que abandonamos el Concello de Trabada para pasar al de Lourenzá y el hecho evidente de que a partir de aquí el camino hace bajada.
El descenso es tan brusco como el ascenso y con fuerte pendiente se baja rápidamente del Alto de Os Cornos hasta el valle de Lourenzá.

Ya en el fondo del valle, se recorre por una serie de carreteritas pasando por el Pazo de Tovar, una vivienda-fortaleza del siglo XII, y por plantaciones de fabas ya que por una vez los sembrados que más abundan no son de maíz sino de estas alubias que son el producto estrella de este valle, hasta el punto que es también conocido como Val das Fabas. Paso por la iglesia de Santo Tomé de Lourenzá y poco después paro en un bar a beber algo ya que hace muchísimo calor.

Para salir del valle de Lourenzá hay que subir de nuevo, aunque esta vez la subida es mucho más progresiva. Primero varios kilómetros por una carretera asfaltada en ascenso constante y suave y luego una pista de tierra con mayor pendiente. Al final se llega a una aldea llamada O Castro desde donde aún se sube un poquito más por carretera, entre pastos con vacas, hasta Barral de Cima donde por fin acaba la ascensión.

Desde aquí por una carretera asfaltada se desciende bruscamente hacia el valle siguiente, en cuyo fondo está Mondoñedo, a la que se entra, como en el medievo, cruzando el puente de piedra sobre el río Valiñadares.

Mondoñedo es una ciudad con un bonito casco histórico alrededor de su espectacular plaza de la Catedral. Otro edificio notable es el Seminario de Santa Catalina en cuya hospedería me alojo esta vez, variando un día de los albergues.

Finalmente ha salido una etapa de más de 40 kilómetros y con 1.338 metros de desnivel, la jornada con más desnivel desde que salí de Irún. Pero al fin estoy en Galicia y tocaba celebrarlo con un plato de pulpo a feira, ¿y qué mejor entorno para hacerlo que frente a la catedral de Mondoñedo?

Balance del día: 42,0 km con 1338 m de desnivel positivo acumulado.
qué pinta ese pulpo! merecidísimo.
Gracias!!