Ha llovido toda la noche y lo sigue haciendo cuando me pongo en marcha por la mañana, aunque débilmente. Enseguida encaro la primera corredoira del día que me lleva hasta Miraz, donde a pesar de que solo llevo 2 km y ya he desayunado antes de salir del albergue, paro a tomar un café ya que en los próximos veinte kilómetros no encontraré ningún bar.

Después viene un tramo que en sólo tres kilómetros reúne tres zonas con paisajes muy diferentes. Primero una zona de bosque de pinos rodeado de hierba verde y flores de colores, aunque cuesta verlas porque las fotos están hechas bajo la lluvia.

Después un precioso sendero entre carballos delimitado por lajas verticales de piedra cubiertas de musgo.

Y a continuación se pasa por una zona en la que el suelo está formado por enormes losas de granito, un paisaje extraño.

Este tramo tan variado termina en A Braña donde se continúa por una pista asfaltada por la que se asciende a un pequeño puerto, el Alto da Mámoa. En realidad la subida ha sido más o menos constante desde que he salido por la mañana de Seixón. El paisaje es de pastos ganaderos y aunque el cielo sigue completamente tapado la lluvia ha dado una tregua.

A pesar de haber coronado un alto prácticamente no se desciende y por una pista de tierra entre campos de maíz y luego ya por la carretera entre bosques se continúa ascendiendo poco a poco. Lo siguientes kilómetros son mayoritariamente por asfalto por una carretera local sin nada de tráfico. Casi todo a mi alrededor son bosques y zonas de pastos solo interrumpidos por alguna aldea muy pequeña y granjas aisladas. El paisaje es montañoso.

Pasada una de esas aldeas, Corteporcos, se inicia un ascenso a un segundo alto, primero por una corredoira y luego por un andadero paralelo a una carretera asfaltada.

Este alto, creo que llamado Da Cantera pero no hay ningún cartel que lo indique, es el punto más elevado de todo el Camino del Norte desde Irún hasta Santiago, a pesar de que su altitud es de solo 710 metros, y es también el límite entre la provincia de Lugo y la de Coruña. Y también supone abandonar la comarca de A Terra Chá que llevo cruzando desde hace dos días y que es la más extensa de todo Galicia.
Coruña me recibe con un cielo más despejado y sin lluvia y hasta con algún tímido rayo de sol en algún momento. Desde aquí tres kilómetros más, siempre en bajada y por un perfecto andadero paralelo a la carretera, y se llega a O Mesón donde paro en un bar a desayunar.

Una hora más tarde llego a Sobrado dos Monxes tras bordear, antes de entrar en la población, la Laguna de Sobrado, un lago artificial creado por los monjes del monasterio alrededor del año 1.500 para asegurarse el suministro de agua y para abastecerse de truchas. En la actualidad es un espacio natural protegido por su flora y sus fauna. En una parte de la laguna flotan nenúfares florecidos.

Sobrado dos Monxes es una población nacida alrededor del importante monasterio cisterciense de Santa María de Sobrado, fundado en el siglo X aunque la mayoría de lo que vemos hoy es barroco de los siglos XVII y XVIII. En su interior cuenta con un albergue en las mismas estancias en las que ya se acogían peregrinos en la Edad Media, algo que parece casi increíble, aunque ahora está cerrado por el Covid y no es posible dormir en él.

Desde Sobrado quedan doce kilómetros hasta Boimorto donde hoy dormiré. Esos kilómetros de la tarde, con el cansancio acumulado, son siempre pesados. Se sigue circulando por un entorno rural a través de caminos, carreteras y algún tramo de corredoira. En un pueblo llamado precisamente así, As Corredoiras, he parado a comer un bocadillo. Finalmente llego a Boimorto, a poco más de 40 kilómetros de Santiago, ¡esto está a tocar!

Balance del día: 41,4 km con 642 m de desnivel positivo acumulado.
Te deseo que la etapa de mañana no sea muy dura. Un abrazo
Muchísimas gracias!
Molts ànims Juan Ramón, ja queda poc. Envidiable tot el que has fet. Tremendo !
Gracies, demà es el gran dia!