De Cap de Creus a Fisterra en BTT: día 16, de Rabanal del Camino a Trabadelo (15/05/2022)

Para pasar de la Meseta Castellana a Galicia hay que cruzar dos barreras montañosas. La primera son los Montes de León, que superaré en la etapa de hoy. La segunda son los Ancares, una sierra que es parte del Mazico Galaico y que cruzaré mañana por el famoso Alto do Cebreiro. Entre ambas hay una “hoya” o depresión natural en la que se ubica la comarca del Bierzo, con un microclima especial de tipo mediterráneo y que social y culturalmente es un territorio de transición entre León y Galicia.

Para superar la primera de estas dos barreras montañosas que me separan de Galicia emprendo entre la niebla el ascenso por un sendero hacia uno de los lugares más emblemáticos de todo el Camino Francés, la Cruz de Ferro.

Por el camino paso por Foncebadón, otra aldea que ha revivido gracias a los peregrinos y, en este caso, de forma literal ya que desde los años 60 del siglo pasado estuvo abandonada hasta que el resurgir del Camino de Santiago en los últimos 25 años hizo que se empezaran a abrir albergues, bares, restaurantes y otros servicios. Desde aquí ya solo quedan un par de kilómetros de subida hasta la Cruz de Ferro.

La tradición ancestral es depositar una piedra en la base de la cruz. Parece ser que los segadores gallegos que regresaban a su tierra desde Castilla ya hacían lo mismo y con los siglos se ha creado una inmensa pirámide de piedras.

Aunque la Cruz está en el puerto de Foncebadón, a 1.496 metros de altitud, todavía queda subir algo más. En los siguientes kilómetros se desciende ligeramente para volver a ascender después hasta otro collado. En este tramo se pasa por Manjarín, una aldea abandonada pero en la que Tomás lleva 29 años instalado en su “refugio templario”, como él lo define, desde el que ha ofrecido ayuda y café a miles de peregrinos, como el que hoy me he tomado yo. Otro de esos personajes peculiares ligados para siempre a la recuperación del camino en la época moderna.

Finalmente, aunque nada lo indica, se alcanza el collado de las Antenas, junto a una pequeña base militar, y que con 1.505 metros de altitud es la cota máxima de todo el Camino Francés.

Los siguientes diez kilómetros son un larguísimo descenso por senderos, en ocasiones con muchísima piedra suelta. Algunos tramos son verdaderamente empinados y a pie debe ser rompedor para las rodillas. De hecho, tanto a pie como en bicicleta este descenso es el plato fuerte del día, mucho más exigente que la subida a la Cruz de Ferro o al alto de las Antenas.

Solo el paso por un par de pueblos, El Acebo de San Miguel y Riego de Ambrós, interrumpe brevemente el espectacular descenso. Ambos pertenecen ya a la comarca del Bierzo.

El descenso termina en Molinaseca, donde paro a desayunar. Después unos kilómetros más relajados, en los que he pasado por las primeras viñas de la denominación de origen El Bierzo, me llevan hasta Ponferrada.

En esta ciudad destaca su enorme castillo de los Templarios. Esta orden religiosa de monjes guerreros estuvo en la Edad Media muy vinculada al Camino de Santiago ya que se encargaba de la protección de las rutas y de los peregrinos. Por eso abundan los vestigios relacionados e incluso hay topónimos que hacen referencia como Terradillos de los Templarios por donde pasé hace un par de días.

En Ponferrada es también donde se inicia el Camino de Invierno que en lugar de entrar en Galicia por O Cebreiro lo hace siguiendo el valle del Sil y que recorrí hace un par de años con mis dos hijos como continuación del Camino Olvidado que nos trajo hasta aquí desde Bilbao. Ambos caminos, Olvidado y de Invierno, muy recomendables.

Pero hoy prosigo por el Francés y para ello salgo de Ponferrada dirección Villafranca del Bierzo. Los primeros quince kilómetros, hasta Cacabelos, son algo anodinos. Por pistas y tramos de carretera voy recorriendo la parte más llana de la comarca del Bierzo sin nada que destaque demasiado. En Cacabelos paro a comer un bocadillo y después el paisaje mejora enormemente mientras serpenteo entre un mar de viñedos.

Por preciosas pistas entre viñas llego a Villafranca del Bierzo donde hago la última parada del día. Díez kilómetros más siguiendo un carril paralelo a la antigua N-VI, en desuso desde la construcción de la autovía, me dejan en Trabadelo, donde termino la etapa y donde estoy a solo quince kilómetros de la entrada a Galicia, ¡ya se huele a pulpo a feira!

Balance del día: 68,3 km y 902 m de desnivel positivo acumulado.

Puedes obtener el track en Wikiloc aquí y ver el recorrido realizado en esta animación:

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