Camino Portugués Central en BTT: día 9, de Coimbra a Porto (21/10/23)

Hoy salgo muy temprano, tanto que a las seis de la mañana estoy desayunando en el Café Flórida, junto a la estación de trenes, el único abierto a esa hora. Y poco después me pongo en marcha, cuando aún es noche cerrada, abandonando la ciudad por un carril-bici paralelo al río Mondego. Los primeros catorce kilómetros, hasta la aldea de Santa Luzia, son todos por asfalto, y los recorro a oscuras, iluminado por la luz de la bicicleta. Luego, cuando todavía está oscuro pero ya empieza a amanecer, tomo la primera pista del día a través de plantaciones de eucaliptos.

La pista termina en una carretera por la que sigo cruzando diversas aldeas, y poco después empieza a llover ligeramente, justo cuando afronto el primer tramo de sendero del día que serpentea entre olivos y viñedos. Así llego a Mealhada, una localidad más importante, y dos kilómetros más adelante cruzo Sernadelo.

Entre Sernadelo y Anadia hay un tramo de pista por una plantación de eucaliptos. Pero, aparte de estos breves momentos, la mayoría del camino es siempre por asfalto. Por calles y carreteras voy enlazando zonas residenciales, pueblos y zonas industriales. Aunque no lo parezca en las fotos, porque son de los tramos más interesantes, la zona que atravieso está tan densamente urbanizada que queda poco espacio para la naturaleza.

Como en las etapas anteriores, desde que enlacé con el Camino proveniente de Lisboa, voy adelantando peregrinos. No muchos, ocho o diez cada día, como máximo. La cosa cambiará radicalmente, intuyo, a partir de Oporto.

Así llego a Aguada de Baixo, donde paro a desayunar. Poco antes había pasado por la majestuosa Quinta da Grimpa, rodeada de viñas y dedicada a la producción de vinos de la denominación de origen Bairrada. Cuando paro eran las nueve de la mañana y ya llevaba recorridos 42 kilómetros.

Sigo recorriendo kilómetros y kilómetros de carreteras por zonas más o menos anodinas, incluyendo el cruce por diversos polígonos industriales que, afortunadamente, como es sábado están casi completamente desiertos. Más tarde empieza, de nuevo, a llover un poco, y paro un momento a refugiarme bajo un toldo, donde aprovecho para comerme un plátano. Poco después, al pasar por Pedaçães, en una fuente veo escritos los kilómetros que quedan a Santiago, 330, justo un tercio de la distancia total desde Faro.

Continúo hasta Albergaria-a-Velha, donde antes de llegar se pasa por uno de los escasos tramos de pista de la jornada. En este pueblo es donde originalmente tenía pensado acabar la etapa. Mis planes eran hacer un día hasta aquí, y al siguiente llegar a Oporto. Pero he decidido probar de hacer todo seguido para recuperar el día que estuve parado en Tomar a causa de la borrasca Aline. Así que a las 11:30 de la mañana llevo 65 kilómetros y me quedan otros tantos hasta Porto. Repongo fuerzas en un bar del mercado municipal de Albergaria-a-Velha en el que pruebo una especialidad local, el Sandes de Leitão, literalmente “bocadillo de cochinillo”. Tiene un toque ligeramente picante y está espectacular…

Entre Albergaria-a-Velha y Albergaria-a-Nova hay varios kilómetros por una pista entre eucaliptos. Estos tramos son perfectos para romper la monotonía de la etapa, aunque invariablemente, donde hay tierra, con el tiempo de estos días pasados, hay barro, y a veces en abundancia.

Más tarde paso por Bemposta, un pueblo que tiene una serie de casas antiguas muy interesantes y bien conservadas.

Llego a Oliveira de Azeméis, una gran población, en cuyo centro también hay algunas edificaciones interesantes. Además se expone un miliario, los mojones de carretera que había en las vías romanas y que otras veces he visto en diversos Caminos de Santiago, especialmente en la Vía de la Plata.

Continúo y más tarde cruzo un pequeño puente medieval, junto al que hay una casa con un hórreo. Era el primero que veía en Portugal, aunque luego, durante el resto de la jornada, he pasado por algunos más.

Poco después paso por la Vila de Cucujães, presidida por un gran monasterio benedictino, y situada en un alto. De hecho, en esta segunda mitad de la etapa todas las poblaciones importantes están en alto, con lo que se sube y baja constantemente. Ahora de nuevo desciendo fuertemente, cruzo una vía del tren, y vuelvo a ascender durante un par de kilómetros hasta llegar a São João da Madeira, una población importante en la que paro una vez más. Llevaba recorridos 95 km.

Los siguientes 25 son un continuo urbano en el área metropolitana de Porto. Por carretera se va enlazando un municipio tras otro, o con los inevitables polígonos industriales, áreas comerciales o zonas residenciales. En algún momento se pasa junto a alguna iglesia antigua o alguna casa interesante, pero en general no tiene excesivo interés.

Mi última parada es en una gasolinera en cuya tienda compro unos frutos secos y una bebida para reponer fuerzas antes de afrontar la recta final. Además, aprovecho para dar un manguerazo a la bici.

En medio de esta vorágine de cemento y asfalto, hay un sorprendente momento de calma cuando, a pocos kilómetros de la ciudad, el camino circula por un tramo bastante largo de auténtica calzada romana que atraviesa un bonito bosque.

Y finalmente entro en Vila Nova de Gaia, la población de la orilla sur del río, situada directamente frente a Porto. Recorro su larga Avenida da República y asciendo al Mosterio da Serra do Pilar, el monasterio que dispone de un mirador privilegiado sobre la ciudad. A un lado contemplo la orilla de Vila Nova de Gaia, con las famosas bodegas de los vinos de Porto, y al otro lado del Douro, la magnífica ciudad de Oporto. Y, cruzando el río y uniéndolas, el puente metálico de Dom Luís I, por el que he de cruzar.

Pocas llegadas a grandes ciudades en los Caminos de Santiago permiten una panorámica “aérea” tan fabulosa como ésta. Contemplo la vista un rato mientras pienso en todo lo que ha costado llegar hasta aquí, hoy en esta larga etapa, y todos los días pasados desde que salí de Faro.

Ya solo queda descender del mirador, cruzar el puente entre cientos de turistas, y llegar hasta la Sé, la catedral de Porto, donde acabo la etapa. En la plaza frente al templo hay un mojón de la Xunta de Galicia con la distancia a Santiago: 248 km, ¡ya queda menos!

Balance del día: 131,6 km y 1.681 m de desnivel positivo acumulado.

Y aquí el enlace al track en Wikiloc.

4 comentarios sobre “Camino Portugués Central en BTT: día 9, de Coimbra a Porto (21/10/23)

  1. Guau, pedazo de tirón hiciste en esta etapa. ¡Qué buenas crónicas! Para los alojamientos, ¿te estás quedando en general en los albergues del Camino o llevas distintas posibles opciones y sobre la marcha te llegas sin reservar?
    ¡Buen camino!

    1. Hola, en este viaje duermo siempre en hoteles, y tengo las etapas decididas y los alojamientos reservados de antemano. En la primera mitad de este camino, por zonas rurales donde casi no había ninguna opción de alojamiento, era necesario hacerlo así. A partir de Santarem podría haber improvisado más, porque hay todo tipo de servicios, incluido albergues.

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