Hoy teníamos por delante la etapa más dura de todo el Camino Francés, sólo comparable a la travesía de los Pirineos entre Saint Jean y Roncesvalles. Los primeros 20 km desde Villafranca son de transición, ascendiendo progresivamente por terreno fácil, mayoritariamente andaderos paralelos a carreteras, hasta llegar a un pueblo llamado Las Herrerías. A partir de aquí empieza la subida de verdad. Un kilómetro después hay la señal que marca sendero a pie por la izquierda y bicis recomendado por la derecha, por la carretera asfaltada. Nosotros, como hice ya en 2013, elegimos la senda de los que van a pie. La subida tiene tres tramos. El primero es un camino con restos de una calzada romana y pendientes muy fuertes. El terreno es tan malo que de vez en cuando hay que arrastrar la bici unos metros pero al final solo son 1,5 km realmente complicados y a cambio se disfruta de una subida mucho más interesante que por la carretera.
Es duro pero breve y entre preciosos bosques llegamos al final del primer tramo, el pueblo de La Faba.
En La Faba descansamos en un bar donde, como pasa habitualmente, otros peregrinos preguntan a Blanca la edad que tiene y se maravillan de que esté subiendo por aquí. El siguiente tramo son los 3 km que separan La Faba del último pueblo de León, Laguna de Castilla. La pendiente sigue siendo fuerte pero el terreno es mucho mejor y desaparecen los pedruscos (o casi). Subimos montados en la bici casi todo el rato.
A medida que ascendemos tenemos cada vez una mejor vista de los Ancares, la zona montañosa fronteriza entre León, Galicia y Asturias que estamos atravesando. De nuevo paramos a recuperarnos al llegar a Laguna de Castilla y ya solo nos queda el tercer tramo, un par de kilómetros entre Laguna y O Cebreiro. Comparado con lo anterior esto es mucho más fácil.
En estre último tramo pasamos por el límite entre la provincia de León y la de Lugo, ya en Galicia. Un hito importante en el Camino.
Y por fin llegamos al Cebreiro. Paramos un rato a contemplar la vista y nos damos cuenta que Galicia nos recibe con una temperatura excelente. Ni rastro del calor de los días anteriores. En uno de los bares de su única calle nos comemos un bocata buenísimo. Nos lo hemos ganado.
Curiosamente, después de O Cebreiro el Camino sigue subiendo. En los siguientes 8 km se sube a un nuevo alto, el de San Roque, se baja a un pueblo y se vuelve a subir a otro alto, el Alto do Poio. La subida final a éste último es casi peor que la del Cebreiro. Al final tenemos por fin unos kilómetros de descenso por senderos hasta Triacastela.
Justo a la salida de Triacastela se pueden elegir dos variantes que se volverán a unir en Sarria, unos 25 km después. En 2013 hice una de ellas, la de San Xil, y ahora vamos a hacer la otra, la de Samos. Este tramo hasta Samos nos permite pasar por las primeras «corredoiras», los senderos tradicionales de carro que unían las aldeas gallegas.
Y por fin, después de un día intensísimo llegamos a Samos donde dormiremos y donde aún tendremos tiempo de visitar su enorme Monasterio benedictino. Nos quedan solo unos 130 km a Santiago, ¡ya casi lo tenemos!
Balance del día: 60,7 km con 1710 m de desnivel positivo acumulado
Ya os falta poquito. Me alegro por vosotros pero encontaremos a faltar el resumen diario. Lo explicas tan bien que parece que lo hagamos nosotros. Animo y buena llegada. Mami y abuela
Veeenga que ya os queda nada!!!! ánimos para los últimos km que os quedan….mucha fuerza!!!!!
Besos desde Barcelona.